El jinete perdido, pintura de René Magritte
Esto se ha vuelto ecuestre, en este camino de arcos, arcos que tratamos de conseguirle una flecha adecuada, anduve perdido en el inmenso universo, pero me encontré a salvo en el planeta de la poesía, esta poesía que cabalga junto a mí, desde que escribí la primera vocal en el cuaderno de doscientas páginas, desde ahí empezó mi viaje hacia los libros, libros que ahora son barcos, barcos que me llevan hacia el rumbo del monólogo interior, ese monólogo que intercede como Dios para con sus ovejas. A menudo pienso en mi corcel, pienso en su cansancio con cada día que pasa, pero logra vencer siempre en batalla, luego se va victorioso a contárselo a los duendes, luego los duendes lo difunden entre las hadas, y las hadas se tornan azules, transformando sus alas, en alas de Patria, izando su bandera blanca, abriendo su boca para poder decir: "Soy igual que tú", déjame ser lo que quiero ser. Sigo cabalgando y observo, que pasan las aves en la altura de la bóveda celeste, dejan caer su mensaje en acertijo, yo lo leo de forma lenta, luego lo convierto en trabajo de tinta, ellas agradecen, ya que mi ser hace su trabajo para con ellas. En el camino ecuestre siempre encuentro muros, muros que tratan de detener mi corcel, pero mi corcel literario se los come, como el pasto que crece en las praderas de mi abecedario. Convencí al silabario para que me prestara su montura, montura donde me siento feliz, quiero obtener un cambio en el orbe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario