Las palmas suenan
al son de la masa
y las tortilleras
bailan su danza.
Los versos se besan
a la orilla del Lempa,
mientras profesan
alegrías con el arpa.
El cántaro de agua
viajando en la cabeza,
el pretendiente riendo,
escondido en la maleza.
La etnia sobreviviendo
después de tantos líos,
conviviendo con criollos
pasmados en los ríos.
El grillete en el pie
del inocente hermano,
el otro riendo como cretino,
respirando el aire matutino.
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