Evocación - Carlos Belmonte
A mi buen amigo y poeta:
André Cruchaga
Invoco la perceptibilidad del espejo.
¿A qué manto de la inmolación el pálpito de la imagen?
(¿Qué tormentas te guarda en mis pezones el tiempo?)
Ya nos envuelve el crepúsculo de la sequía,
la brújula apunta hacia el sur de mi medicina.
Es de noche, los búhos incendian las copas de los árboles.
─He aquí la claridad del espejismo, esfinge desnuda.
(A través de las paredes, surca mis poros el pelicano.)
El ombligo se ha entregado al péndulo del raciocinio
y el caracol se convirtió en el desagüe del elixir.
Después de todo, el templo albergó un millón de luceros
e inició solo a uno, para vivir bajo los muslos de la muerte.
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