Si me vieras bebiendo del liquen marchito del polvo
o si me vieras haciéndole un cuarteto al frío intransitable.
Si tan solo escupieras las alhajas y el desagüe se tragara tus amarillos gargajos.
Si me vieras enhebrando gerundios en las venas idiotizadas de los andenes
o me atisbaras sacando vértigos del pozo más cercano al hastío.
Si tan solo olvidaras que eres humano, los pájaros brindarían con copas de viento.
Si me vieras guardando cada trozo de lágrima en una bandeja aún humeante
o si observaras como lucha mi tragaluz por trancar su hemorragia interna.
Si tan solo vivieras como viven los caracoles y tuvieras que tragar lágrimas todos los días.
Si me vieras recogiendo nenúfares de los ojos devenidos a gris del océano
o si vieras como mi violonchelo se desgaja al paso del extravío.
Si tan solo, tan solo escuchases mis digresiones,
tendrías que ponerte un chaleco antibarrancos.
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