¿Cuántas veces observaremos la muerte de la
aurora?
La hojarasca enlata cada grito paupérrimo
de las sandalias.
(Hay
muchos alambiques donde se destila tu sexo.)
Ya no me sorprende el ataque masivo de los
insectos,
El odre escudriña en nuestro miedo y
encuentra:
regueros de vergeles hundidos en el
alcohol,
utopías con las piernas degolladas y la
memoria amputada,
camellos con desiertos bicéfalos, niños con
piscuchas de plomo,
pájaros con plumas de paja, arcoíris de
aceite, azoteas con gatos inconformes.
El vértigo no es más que el nudo ciego, la anadiplosis letal del calendario.
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