Gotas de semen rodean el cielo.
Escurre la abominación, solloza el olivo.
De la tierra brota la podredumbre, besa la oscuridad.
La noche lleva el abanico de escombros al estío del gris
y el trigo se resquebraja, mientras huye el retorcido.
(Las tinieblas juegan el papel de testigo, lo cual es inadmisible.)
En el traspatio del pubis: la sirena llora y lamenta su pérdida,
el arcano la protege, mientras el arca germina para el suplicio.
Este día los cuervos vuelan al ras de las pupilas, cogen el salitre
y lo beben como vino; inconscientemente su nido habían plasmado.
─Nuevamente, el resuello regurgita y desecha la vida.
Nos hemos vuelto sensibles al estertor de las semillas,
nos hemos vuelto arañas ─quizá─ pero sabemos cómo hilar realismo.
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