(¿Me escuchas?)
Sin duda, a través del llanto de la espuma,
a través de las nubes con su sostén roto
y su palma tiznada por las polillas.
De nuevo esta marejada de páramos,
convulsiona vértigos en las palmeras
y al ras de la sal, la sed del mundo
con su cacaxtle lleno de ceniza hasta el encéfalo.
(Mientras te arrastro, te saco a flote.)
Escupo hacia el cielo, me asfixia mi propio espumarajo
y por encima de todo, la quietud te recubre de diamantes.
(La Luna cautiva mis pieles y causa vibraciones.)
En el traspatio de cada tumbo: las caracolas sin ropa,los delfines con aquel sinfín de rumores,
mientras el Sol agoniza a borbotones,
ella se ahoga, después que la bitácora le golpea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario