Limpia la herrumbre de todo mi ser.
(No divagues, toma mi fuerza y siembra jardines.)
Resulta difícil creer, cuánto necesito de vos:
déjame una rosa en el arcano de tus faldas,
para que en plena Luna llena yo pueda dibujar
un recuadro de muchos colores
y en él disponer de todo el calor emergente de mi piel.
(Hazlo, lo escrito no puede cambiar,
mas no puedo liberarte del sopor que inunda tus huesos.)
En esta noche: la brújula está loca, señala esqueletos
y dirige mi navío hasta la penumbra donde te enterré;
no cabe duda, tus besos sombríos me acorralan
y me llevan hasta la palma de tu pubis, abriré tus ventanas.
(¿Dónde estarán las hiedras que ayer mi fuerza hicieron morir?)
No penséis amor, el candelabro pronto arderá en frío
y nos obligará a estar fuera del círculo.
─¡Para siempre!
Escuchasteis, nos queda poca aguja en el reloj,
el tiempo una vez más nos quiere separar
y sumirnos en el agujero del triste desierto.
(¡Ven, ayúdame mi dulce amor y abrázame una vez más!)
No puedo, he perdido la conexión y se ha cerrado el umbral.
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