La ráfaga del viento (Jean-François Millet)
De nuevo en este golpeteo confuso de centauros:
las campanitas cegadoras de las postrimerías,
los aullidos sin eco de los fetiches del pesebre.
Aquí frente a mí, árboles con bolitas de ceniza,
volcanes de esperma, dislocados por la irreflexión
de los trapiches que muelen el dinero como caña.
Corren sin cuernos los unicornios hacia la pantalla,
para llenar la Bolsa de Valores del triángulo
y quedar como huevo estrellado en la penuria.
(Siempre se busca lo mejor,
pero es una utopía del tiempo en tacones.)
─Volvemos a caer en la pesadumbre de los retratos.
Vuelvo a ver a mi diestra y cabellos con ventosas
deambulan sin ropa sobre el perol del asfalto.
Encima del tejado: un venado me guiña el ojo,
un arcoíris que le rodea es arrebatado
y a través del techo, una gota juega de bajada.
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