Desde temprano la inmolación de las sirenas.
Llega la hora del té, mientras del humo
las calaveras y sus carcajadas; ¿qué clase de acto es éste?
(Hoy, cuelgan de los bejucos las entrañas. Dicen los pájaros.)
Cae como centella: el estiaje con sus pelitos de amatista
y brota de las raíces el esperma coagulado de la hojarasca;
ya sabemos cómo el azogue se entristece al salir el Sol,
mientras la menguante se revienta en orgasmos forzados
y las estrellas los reciben con boca abierta al naufragio.
(Después de todo, detrás de esa taza cubierta de ventanas:
vos con tus navíos bogando en las aceras del automatismo.)
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