Al fin de cuentas, hay mentalidades horizontales;
(gobierna el lied en los espectros de mi cuaderno.)
Ensordecidos los cardos, mudas las zarzas,
mariposas paralíticas al ras de la desesperación;
hay noches lúcidas que engrilletan el Sol al pubis de la Luna.
A escondidas, el falo juega con las sábanas expuestas
y la herrumbre toca la guitarra del cáncer en puntillas.
Siento como la yesca arde en la nicotina de las luciérnagas,
¿escuchas la estridencia de la porcelana de los poros?
(Con prontitud, el follaje abre su laberinto
y construye su acertijo. Se tornó purpúrea el asta de los estertores.)
Cambia de arcoíris a negro el petate de las bombillas
y a menudo, escurre la muerte de los desagües del chagüite.
Después de todo, coincide un dedo bogando en barco de papel
con los güishtes de una rosa carcomida por sus propias espinas.
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