En medio de la piedra de moler: el resuello
profundo de la amalgama,
los días tritura rodillas del teatro, las
polillas en pleno acto sexual con la fuga,
los retratos hundidos en un mar de tatuajes
hechos a mano alzada,
los crepúsculos bajo el pubis de un cielo
sin piernas, vergeles pulverizados.
Vivo inmerso en una sociedad donde las
orugas ya portan navajas,
hasta el arcoíris transita entre las
escupidas del discurso entumecido.
No hay salida para el caracol en un mar lleno
de salitre y espejos rotos,
las estrellas se arrastran por debajo de la
piel del estiércol;
qué más podemos esperar sentados aquí, en
medio de borrascas y zarza,
en medio de páramos y burbujas rellenas de
estertores.─Antes el aliento lo era todo.
Ahora los bosques están llenos de
podredumbre hasta la garganta; de dónde el respiro,
de dónde el grito curvo de las hojas tendidas
sobre el asfalto, sombras en pena.
Por cierto, cuando recojo los huesos del atolladero, el Arca me devuelve al vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario