Una gaviota me contó:
que su alimento le dijo,
le dijo que quería ser un bufón.
Lo llevaba en su pico,
mientras en el horizonte
el Sol se duchaba
y jugueteaba con una ola.
Luego de tanto grito
y pequeños balbuceos,
la gaviota le dejó caer
en medio del arcoíris,
donde tomó el color naranja
combinado con surcos negros.
Ahora es un payaso sin escena,
porque el color negro
lo llevó a la inminente quiebra.
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