Melodía de una caricia sublime transparente.
Ventana mágica tras el seco invierno,
donde el niño es el rocío y el alba la flor.
¿Ah qué oruga la que danza con alas de espejo?
De aquí hasta el viento el mar sueña,
yo estoy de cabeza,
vos sonámbulo te mueves entre lo incierto.
El río es tan avaro, apocalíptico velamen,
¿en qué parte de ti se saciarán los niños?
─Soy... una piscucha deshecha por la nostalgia.
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