Si pudiera contar toda la saliva que aguarda en los poros
del portal
o si hubiera un método para asir un puño de arena,
retorcerla
y luego recoger a los pájaros que ofrecieron sus huesos al
oleaje.
Si tan solo no fuéramos humanos, sino una porción del vacío,
al que jamás nadie se atreve a desdecir lo que de su boca aflora.
Tal vez sea un misántropo rechazado por mí mismo,
con un rostro cubierto de algas y un cuervo que parece
escritorio.
Tengo un puñado de trapos sucios guardados desde hace años,
un espejo que refleja mi cárcel y la cárcel de vosotros.
(Muchos han acudido a mí, mas cada uno ha abandonado su rostro.)
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