Absuelto de las
máscaras que he sido,
seré en la muerte mi
total olvido.
Jorge Luis Borges
La nada. Tan oscilantes sus labios amarillos; y su
entrecejo, acequias frías,
posesos laberintos llenos de hojarasca y otoños
perpendiculares al sofoco.
Caminar y no caminar, descaminar el caminar del camino hacia
tu sexo,
descifrar el horizonte tatuado en tu ingle, mientras mi Sol sube
por tus montes
y mi Luna baja por la vereda de tu ombligo hasta empapar sus
sinuosos dedos.
Así es la muerte, así es mi muerte, así es tu muerte cuando tocas mi rostro.
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