Nadie estudia la fortaleza de tu existencia: porque eres abierta como la "O", fuerte como la "i" minúscula (eres humilde). Tu color, un brillo más para el lago de Garda en Italia; tus raíces, un ornamento para el lago Baikal en Rusia y tus frutos, una enseñanza para los que apreciamos la vida. A veces escucho a tus pétalos hablando con mi silencio, escucho el susurro de tus pistilos, siento tu pubis abofetear mi cara, siento como la fuerza de tu perfume abre agujeros en mi olfato; ahí es donde entra la tinta en el cerebro, fecundando el entrecejo del realismo, haciendo eclosión durante el descifre de los jeroglíficos; es verosímil: el polvo que brota de los espermas, el polvo que finge ser parte de los libros, el polvo que yace esperando en el núcleo de nuestros huesos, el polvo que inhalamos sin querer, el polvo que ensucia los muebles de las neuronas, el polvo que se vende debajo de los puentes. Sin embargo, los cimientos de vuestros ojos se fruncen al ver una letra, es inevitable, de lo bueno nada, de lo malo todo. Pero el cauce del polen no se detiene, sigue viajando en las patas de las abejas y polinizando a otras flores; ahora el néctar nuevo, se bebe como vino en los bares de buena vida, recitando más polen y atrayendo más abejas al panal. ─Soy parte de este panal ahora, haciendo miel en la faena, trabajando como obrero y haciendo respetar mis derechos.
bella!
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