¿De qué laberintos vienen las heridas?
¿De qué dimensiones está hecho el paraguas del cuchillo?
A veces, al transitar tras la piel de los muros,
aquello de lo que uno se da cuenta
en susurros sombríos de guacalchías,
(como una desgarradora nota, la verdad del traspatio)
¡verdad!, en verdad duele la lengua de bronce de los pijules,
aquellos que por ecuaciones o fórmulas, rompen cadenas
y comienzan a llenar el claustro de algoritmos,
o quizá de estelas, que a su paso dejan esos puchitos de muerte.
Mantengo una posición de calendario en estas fibras
para alejarme de las pesadumbres, mientras las grietas,
sí, esas que pespuntan el desvarío lleno de pérdidas,
devuelven lágrimas en fríos acantilados póstumos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario