...Hay postes con ergástulas...
...Esta casa es una llaga en el cerro...
El matadero - Salarrué
Qué arados nos atan al trajín del alfabeto.
De qué ranchos vienen nuestras agonías.
De qué guitarras vienen las quejas de nuestras cuerdas.
De qué gusanos de luz los navíos de nuestras alas.
Cuántos los surcos que lloran en la pupila del taburete.
Qué grillos nos tocan y cuántos los chillidos del campo.
Aquí, mientras me pregunto lo que no tiene contestación:
el nuevo matadero que disecciona la guarida del río,
las hiedras que suben por el cerco de las ergástulas,
la Luna que se oculta de los lobos entre los árboles,
el Sol que agoniza durante 12 horas y nadie le acaricia.
Voy como vendaval tras al viento, mordiendo mis dientes,
tal si fuera una abeja provocándome la muerte únicamente;
después de todo amigo Salarrué, somos arlequines sin rostro
y un puñado de llagas que provienen de los cipreses del pómulo.
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