Al ras de la horca, las quimeras le preguntan al poeta:
¿Por qué carajos nos utilizas en tus locuras?
El poeta responde con el silencio en su garganta:
No sé, pero a menudo el nosotros hace alambiques
y comienza a crear estrellas de las ojeras de la Luna.
Sigo creyendo que ustedes no son más que mis crímenes
y su ergástula, solo el claustro donde encuentro mis austeridades.
Por eso cuando estoy junto a los sin embargos, tirita mi estertor;
mas no puedo morir de asfixia ni de escalofríos,
ya que de mis pupilas han salido gusanos sin alas.
Después de todo, la locura se hizo para que los locos la disfrutáramos
y le pusiéramos una camisa de fuerza a los verdaderos manicomios.
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