Traigo en mi bolsillo: un manojo de días,
un triste tragaluz y un montón de alfileres
en cada poro de mi lengua, -triste utopía-.
Traigo, güishtes anhelados por los espejos,
caminos iridiscentes como el follaje
y una tormenta en cada ojera de mi cuaderno.
Traigo, a lo que ustedes llaman libertad
en una yesca almidonada con mi saliva.
(Detrás de ti, la bruma de las cenizas.)
También en la alcoba del traspatio # 5:
los roquedales de las sirenas y la Luna,
balcones al vértigo, manicomios bajo cero.
Ya el cacaxtle tatúa en mis vértebras
un reloj que humedece el tizne de las arenas;
mientras vos y yo, saludamos al silencio
y él nos manda a sucumbir en la hoguera
como si fuéramos brujas al fin de cuentas.
los roquedales de las sirenas y la Luna,
balcones al vértigo, manicomios bajo cero.
Ya el cacaxtle tatúa en mis vértebras
un reloj que humedece el tizne de las arenas;
mientras vos y yo, saludamos al silencio
y él nos manda a sucumbir en la hoguera
como si fuéramos brujas al fin de cuentas.
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