─Vivir. Deciros vivir antes que algas recubran
vuestro reflejo.
(Mira el
cielo, derrama lágrimas de caucho, mira como corren sus lágrimas
y forman
áticos en la ingle escaldada de los manantiales.)
Mira como el alba bosteza y quiere volver a
dormirse para siempre;
mira el cielo y cómo venados comen cianuros
y pequeñas córneas escarchadas.
Observa tu mirada extinta y fugaz, cada vez
que pruebas un café
y el humo se abre paso entre las calles
marchitas del lugar.
─Sube a mi tormento, cabalga un instante junto
a mis heridas,
dibuja cada centímetro de dolor, mientras el
reloj apocalíptico nos deshace;
dibuja mientras puedas, pues ya no habrá nada que dibujar, salvo la nada.
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