Atrévete a escuchar el corazón de la madriguera.
Niño, pon tu oído al ras del pasto: ¡Bum, bum! ¡Bum, bum!
─¿Escuchas?
No, no es ningún ruido de guerra.
Es el pálpito de la montaña al tocar el Sol.
Solo escucha cómo habla su corazón
y percibe las voces arrulladas en su interior.
Ahora ve y dile a todo el mundo:
que no hay nada que no tenga una VOZ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario