Rodando junto al destino negro de cisnes...
Inmerso en los clavos hundidos de oro y porcelana,
dormido junto al regazo del vestido tejido en lana,
oculto entre paredes carcomidas por la hiedra venenosa,
loco por la locura de tener más fetiches en tu casa,
apartando las leyes de la vida mediante cloacas,
teniendo por Zeus a los pedazos de placas,
rodando junto al destino negro de cisnes,
irrumpiendo dentro del cerebro de las flores,
acato yo ahora que no existes en mis orbes.
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