El reloj ahí estaba, ya no se paró...
Tuve el presagio de haber visto de cerca a la muerte, sentí escalofríos, frío, mi cuerpo tiritaba, sentía que el tiempo se me acababa, que el mundo era una rueda miserable; pero aquí hay cosas maravillosas que centellean junto a la misericordia, cosas de las que me di cuenta, que no tenía que dejar, tenía que seguir viviendo, tenía que demostrar que no estaba solo, el reloj ahí estaba, ya no se paró, termino favoreciendo a mis entrañas, ahora si vi la hora exacta, vi realmente la verdad de nuestra existencia, existe por fe, existe porque lo necesitamos muy a menudo. Le doy gracias al Omnipotente, se mostró estupendamente, le doy gracias a mis semejantes, le doy gracias al orbe por acoger mis osamentas, le doy gracias a la vida por mostrarme el camino, ahora sé más que nunca, que no estoy solo en este mundo palpitante, sé la verdad, jamás dejaré engañarme, pensaré más en las cosas que hago...
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