Atisbando sobre la lápida del orbe frío...
Sangrando junto al trozo de metal que no significa nada, solamente es un puño de cruces sin dueño, "claro", creadas por el mismísimo hombre. Camino y veo las catacumbas del olvido del puente: Están orinadas por la clemencia de la peste; en silencio se bruñen los últimos platos con los tenedores que se lamentan del moho del diente, tratan de llevar a su hogar de papel, la tortilla de tierra que les acompaña de noche y de día. Alegría por las maravillas de la limosna, que pronto será lodo y mugre en la letrina más próxima. Atisbando sobre la lápida del orbe frío, caliente, helado, tropical, aunque de todo esto, nada es cierto: En la laguna del tiempo en que vivimos, hay todavía inocentes que destapar, obreros a quienes debemos de darles un martillo para que claven la justicia en su corazón, niños de cartón a los que debemos de guardar en el armario del balcón, para que se hagan nuevos y así sacarlos a la realidad. No veo el porqué tener miedo secular, solo necesitamos hacer las cosas página por página, letra por letra, hasta que un día no seamos tan solo simples humanos acariciando el rostro de un pedazo de madera. Seguirás pensando que porque eres pobre, no puedes ayudar a otros que necesitan más que tú, ¡ah, lo dudo!, tenemos que perder el ego y apreciar a nuestros semejantes...
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