Se nos hizo agua la noche
y bajo la sombra de los arrecifes
tuvimos que aprovechar las algas
para hacer enredaderas
al ras de nuestros cuerpos;
ahora somos parte del mar,
mas no podemos
dejar de ser humanos
y vivimos como pirañas
encerrados en esta caracola gigante.
Sucede que ni siquiera sé si existo
o que mis pensamientos son claros;
pero en cada estrella de mar
-que transito-
solo la bruma en mis aletas,
solo el sigilo de las esporas,
solo el ciprés en mis ojeras.
Hay sin duda en este abismo de asfixias:
la ocurrencia que habita en mis párpados,
el mirto que hojea las páginas ante mis vértigos,
la médula que pone en jaque a mis poros
y la barcaza noctámbula que nos trajo al océano.
y bajo la sombra de los arrecifes
tuvimos que aprovechar las algas
para hacer enredaderas
al ras de nuestros cuerpos;
ahora somos parte del mar,
mas no podemos
dejar de ser humanos
y vivimos como pirañas
encerrados en esta caracola gigante.
Sucede que ni siquiera sé si existo
o que mis pensamientos son claros;
pero en cada estrella de mar
-que transito-
solo la bruma en mis aletas,
solo el sigilo de las esporas,
solo el ciprés en mis ojeras.
Hay sin duda en este abismo de asfixias:
la ocurrencia que habita en mis párpados,
el mirto que hojea las páginas ante mis vértigos,
la médula que pone en jaque a mis poros
y la barcaza noctámbula que nos trajo al océano.
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