Fotografía de Kyle Thompson
(Es rara
la vida cuando se viste de niebla y borrascas.)
─He sabido de un niño que hacía preguntas sin
cansarse.
Quizá es el mismo que preguntó si el universo
podía cargarse como cualquier piedra.
Siempre se nos atraviesa el viento con su
cabellera de punk o jipi.
El viento también hace preguntas cuando toca
las vértebras del aliento.
Es un despeñadero el reloj cuando deja caer
sus vértigos por segundo.
Estoy acostumbrado a beberme las estrellas de
un sorbo hasta emborracharme.
¡Qué me detenga alguien si puede! No puedo
parar de sembrar colores.
Cada vez que bajo al huerto encuentro algo
nuevo entre mis guijarros:
son botellas con mensajes arrugados y
lacrimosos. Es difícil descifrar vuestros estíos,
vuestras heridas me son relámpagos y vuestros
estertores grandes pirámides.
Son pocos los que hablan cuando en la garganta
un agujero negro se esparce,
a través de qué se resguardan los pezones cuando
los anaqueles se resquebrajan.
Quizá el niño me lo diga, pues él hizo las preguntas y guardó respuestas en la alborada.
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