Al pie de la montaña me encontré, sufriendo un delirium tremens...
En la cúspide de la montaña entorpecían los pastos, los maderos eran columpios ajetreados por el gruñir del viento, el sol no parecía estar contento, porque sus rayos de luz no se comparaban con el cristalino momento que acechaba entre pinos. El levantar del venado era teñido de verdes columnas de hilo puro, di la bienvenida a tan esperado herbívoro para poder cruzar algunas palabras con él... a lo lejos veía a las personas caminar, era como ver a hormigas acarreando su dichoso alimento, los pájaros volaban entre nubes, la nieve que cubría esa agradable montaña, era como una alfombra en una casa de campo. Las gardenias que observaban mis ojos eran como un mar de medusas nadando entre delfines. Al pie de la montaña me encontré, sufriendo un delirium tremens después de haber bebido del licor del manantial, pero eso me hizo ver los espejismos de la salmuera extendida por todo el horizonte. Con un quejido de la gaviota sobrevolando las nubes se oyó el eco del cisne fusionarse con la tormenta que se avecinaba, todo quedó en silencio y yo desperté como un torbellino de hojas secas... mudo por lo que había soñado...
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