Torrentes de silencio con cauce en el tiempo...
Conversando con los armarios que llaman el preciado invierno, devorando neblinas oscuras, temblando del frío indescriptible, olvidando que la lluvia está disparada y no cargada. Meditando sobre los laureles que se están secando por el ajetreo del calentamiento, puliendo la campana del verano para llamar lluvia. Viejos que ahora temen que su lechuga no perdure, jornaleros que piensan que sus vacas son inviernos, herreros que esperan el moho de la lluvia. Sin embargo, los cálidos veranos siguen peleando contra el invierno. Cumpliendo con sus horas laborales están los obreros, pero cuando empiece a llover su paga ya no será igual. Los perros en la altura del mecate no entienden de tormentas, no pagan lo justo. Tengo que ir a la cascada para poder ver llover, los pantanos esperan su lluvia de ranas, los espasmos del toro llaman torrentes de silencio con cauce en el tiempo. Sigo merodeando en las nubes, esperando que el clima vuelva a ser como antes, dejo mis ojos en el cielo para poder tener mi propio satélite y así enfrentarme al ajetreo del tiempo...
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