titubea al hablar de uñas y sangre...
Caminando sobre la espada y el escudo me encontré con la estirpe del cuervo; dos campanas sonaban anunciando la calavera del vecino; teñidas estaban las paredes de una pintura blanca, de una rara calaña de color estaba el hueco del puente. Los gatos merodeando en la luz de la noche tenían un olor a café ya fundido por la colmena del pájaro; los aerosoles que adornaban los muros eran misteriosas runas de placer, el sonido estridente del almacén de cuerpos era opaco de día y de noche ¡opaco! si ¡opaco!; pero, el cuervo no titubea al hablar de uñas y sangre. Golpeando la puerta del desván estaban los espectros, ya enmudecidos por la sapiencia del tizne del féretro. Ocultando tesoros está el enterrador y haya costales de osamentas ya escurridas por el ajetreo de la tierra. Acosando a la zorra está el perverso, golpeando la princesa está Baco, descuartizando las paredes está el albañil; pero, a dónde va todo esto, y todo esto hacia donde va; irá hacia donde el humano finja su camino, su destino y su vida...
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