Dos perlas que funden su brillo
en constantes desasosiegos;
rechazos del joyero en el azogue,
sublimes joyas bajo los guijarros.
Acertijos bajo el éxtasis del líquido:
conchas nácar bajo el tierno flagelo,
sudor inescrutable del buzo perdido.
─Me hundo en lo obscuro del elixir,
¿acaso no se me permite morir?
Bajo el agua, el más puro néctar.
Pasa por el surco lívido del labio
la lengua loca en las alas del vértigo;
mientras el océano espera el orgasmo,
en su hipnótica cama de pasiones.
Cada lágrima de hambre, besos constantes;
nada más dulce, que la emancipación en cadena.
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