Yo era como un gueco en aquellos días:
que desde la pared de tu ventana,
te lanzaba besitos con mucha gana;
mas tú ni caso me hacías.
Al cabo de la adversidad del tiempo:
te diste cuenta de mi secuenciada coplilla
y en vez de responderme o darme un beso,
me diste con la punta de una varilla.
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