Las manos flotan junto al estertor del líquido.
Tratan de hundir mi góndola en su nebulosa
y así despellejar mis revestimientos carnales.
Mis letras bogan junto a sus pálidos meñiques.
Mis lágrimas caen como ácido sobre sus uñas.
Traigo un cacaxtle lleno de vértigos
-un suéter impregnado de brizna-
y un alma invertida envuelta en añicos.
Dentro de cada trozo de mi piel...
encontrarás fragmentos de mi Patria
que poco a poco cura sus heridas,
alimentándose de mi lucha
y de mis muertes constantes.
No sé si hoy
he construido mi propia ergástula en mi tumba;
nada más sé
que cada güishte que duerme en mi espalda
canta un lied diferente y sana un poco mis vértebras.
Hoy libres alondras surcan la mar
y su nido yace en el regazo del cielo.
nada más sé
que cada güishte que duerme en mi espalda
canta un lied diferente y sana un poco mis vértebras.
Hoy libres alondras surcan la mar
y su nido yace en el regazo del cielo.
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