Tus hojas caen lentamente en versos
trocados por la anarquía de mis venas
explotadas por los hilos perversos.
Tus piernas en mis poemas diversos,
abrigos, camisas, guitarras, penas,
ubicadas en fusiles inversos.
Zapatos de piel en brumas azules
que adornan la nalga de las estrofas,
retinas desgarradas por pijules
a punto de cocinarse en estufas.
Llegué al final para que manipules
la dulce sinfonía de las ninfas,
y que con hermetismo le estrangules
la vulva alegórica a las estrofas.
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