Cuaderno inconcluso de la soberana errante...
Pétalo a pétalo llorando junto a la silla mecedora, caminando sobre espinas de girasoles enmohecidas, llorando por el callejón que no logro cruzar a tiempo. Transformando la alfombra en escombros al sur del altar, en sangre coagulada, bandeja de plata. Cuaderno inconcluso de la soberana errante, ya no veo su semblante en la faz del orbe que suma a los ceros con los ceros, gardenia en negro, gardenia en tinieblas, gardenia en luz tenebrosa. Errando junto al filo del cuchillo del despertar, errando detrás de la litografía de tempestad, errando como el aturdido pedestal de la vida. Sobrevolando va el colibrí y no se atreve a darle un beso, porque odia a los hombres pica flor; a lo lejos se oye el canto de la cigarra, le gusta estar sola. No veo el problema de enmendar el problema y seguir hacia adelante como ave en vuelo. Haciendo bolas de cebo se maneja en su vida, pero la suciedad es como una boca que no tiene cepillo. Guardando sus heridas está su tallo, en balcón de aire, en ataúd de plomo, en cofre de hielo, en caja de hierro, en caja de Pandora. Sembró junto al naranjo, un guineo que con el tiempo nunca nació, porque se equivoco de siembra, sí, de semilla, murió sola como serpiente aguda sin hijos, y sin justicia alguna sobre el cerrojo que nunca tuvo llave...
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