En mi aldea cuando niño
nunca creí en otra aldea,
nunca soñé en otra tierra...
Manuel Felipe Rugeles.
Cruda como el sabor del arroz
era la tierra donde vivía mi ser;
a lo lejos siempre escuchaba su voz
y tenía miedo de enmudecer.
Oía el canto de la paloma mensajera,
me espantaba por las malas noticias,
soñaba en la orilla del árbol de la acera,
tierra querida, para vivir eras propicia.
La valquiria me eligió para pelear en silencio,
agradezco a la base que me vio nacer,
el darme la vida no fue un desperdicio.
Crecí entre ramas, pero humildemente,
tropecé con peñascos oscuros,
pero al final me encontré en mi mente...
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