Es como tener cortinas de humo en el corcho de la botella...
A veces, cuando el corcho sale volando y se deja caer sobre la cabeza del clavo más grande, el moho corroe y oculta la verdadera verdad de la realidad en que vivimos el día a día sobre el zapato roto, las lentejuelas en los vestidos que se anuncian en la pantalla de humo, tratan de poner un harapo en la pupila de las personas. Tratamiento que se da a las personas para crear insomnio en el pétalo del ojo más cercano. A lo lejos escucho el grito de batalla del último jadeo del moribundo, cadáver que pronto se unirá al polvo pululante; esta vida es como tener cortinas de humo en el corcho de la botella, todo el sortilegio se convierte en muerte, en osamentas... Simplemente el dinero está maldito, fácil llega, fácil se va, se va hacia las manos de los que crean estás pantallas de humo, estás torres que no se acaban, estos pedazos de cuchillos que arrancan poco a poco la carne del humano más débil. Hay que fingir que la vida es nada más vida, pero a oscuras la vida tiene que ser así, así de sobresaliente, así de cruel, pero hay que vivirla fuera del reflejo mediocre del espejo, porque somos humanos, y sé que muchos respetan su sien, no se arrepienten de su estima, quererse a sí mismo, y no caer en la pantalla de humo de los crueles tronos que publican su mugre, mientras el niño de la calle o el mendigo come tierra con su mano...
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