Sin colores y sin matices los finales del espejo...
Ayer sin reloj, en el mundo desechable, en el mundo de fangos pantanos. Entrando por la ventana del umbral un murciélago ciego, revoloteando como helicóptero de lava, destrozándose contra el espejo del tiempo, desnudando a la cortina de humo, sacudiendo los corceles del establo, acudiendo a la lámpara para hundirla en tinieblas. Mediante la noche, las calles paramentadas con sangre fatal, las lámparas de mercurio desataban sus cuchillos, la pintura de pared derritiéndose por el orgullo del gato. Golpes, machetazos, disparos, arañazos, violaciones, secuestros...: Son los vestigios del ayer, las sanguijuelas que se comen al mundo, los escarabajos putrefactos, las cunas del doliente, las calles por donde transita la muerte. Los viejos ermitaños dan sus consejos al que los escucha, pero sin descanso los evade el sin cerebro. Los espejos que reflejan la verdad del impuro, las rocas que respaldan al malhechor, las ventanas abiertas del cuartel de mediocres, la justicia que falla ante el presagio de muerte. Comienzo a pensar en el sufrimiento del cerebro que piensa, comienzo a ver sin colores y sin matices los finales del espejo. No puedo lograr con palabras que el orbe tome un aliento, pero en el fondo me limito a pensarlo...
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