Proyectando junto al tapiz del mundo, sacando dibujos borrachos...
Buscando entre los papeles del hierro, secando los tinteros del pasaje ecuestre, disfrutando de la planicie del mundo fuera del mundo. Reparando pinturas secas de lo más profundo de la naturaleza viva, imaginando a las cuchillas del portón, atravesando paredes y murallas hechas de paja; deshojando los martillos de lo alto de la torre, acariciando el mentón de la loba hambrienta. Sin embargo, entre cunas y laberintos están las lomas del Cerro El Pital, dejando su eterno frío en las entrañas del hombre invisible, proyectando junto al tapiz del mundo, sacando dibujos borrachos, humedeciendo cristales de la lámpara del vicio. Explotando mártires fuera del pensamiento del mendigo loco, escribiendo los nombres que aun no existen, sacando de la trinchera las más oscuras pencas del maguey, para llenarlas de blancura y estudiarlas como sábilas del petate. Ahora mediante sílabas de plumas y cinceles, esquivo a las eternas llamas del paludismo de oro y mentiras; veo las escaleras de mi mundo y no son como las de la tierra, sino que son como ramadas a las calles de la cúspide del universo. Veraces los pétalos de la flor que no peca, de la flor que no solloza, de la flor que no sacude el polvo de sus hombros, de la flor que aun no nace en esta tierra de asfixia y explotación...
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