Bajo el tizne del mortal árbol desnudo y destruido..
Arrojando fuego de la boca está el dragón en su fina cueva, mientras los pobres campesinos tratan de apagar el fuego con su propia sangre. Si pudiera cambiar el mundo con las palabras del frenesí poético; si pudiera hacer bailar a las dalias con el ajetreo de la palmada; si pudiera hacer que los mendigos fueran presidentes; si pudiera hacer que el bronce ya no tocara la música del féretro; si pudiera estar bajo la sombra del pinar más bello del universo. Sin embargo, estoy bajo el tizne del mortal árbol desnudo y destruido; por la falsedad del llanto que no es cascada sino una leve imaginación que se vuelve realidad. Tanto es el dolor del cuervo cuando el día llega y la planta más pequeña solloza por su pequeña gota de rocío del cielo. Llanto y sollozo en las oscuras calles bajo el puente del zapato roto y las casas de cartón desvencijado. Primavera seca como el mar del desierto, invierno en llanto, verano de fuego que quema, pobres que se lamentan. Mientras el tiempo segundero pasa como taladro desde el núcleo de la tierra; las aves gritan a lo lejos ¡vida! ¡vida! ¡trabajo! y aquel ya no necesita de ellas. Si te pudieras dar cuenta de que el rico es una ilusión y necesita de ti, elegirías tu propio gobierno en público no en silencio. Caminando entre pinares de zarza me encuentro ahora, espero no tropezar con la espina que cruce mi zapato...
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