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viernes, 30 de enero de 2015

Transición


Soy la caída de las hojas,
el río naranja de las mozas.
Alegres van junto a mi sombra
los cabellos del árbol entre la escoba.

Edúcate con alegría aunque haya neblina
y no permitamos que lo sublime
se apague junto a la luz de lo inverosímil.

miércoles, 28 de enero de 2015

Aspaviento


A veces suele ser abrupto el beso del follaje.
Entre la elíptica tartamudez de la náusea, la vehemente orilla de tus pétalos.
Navego entre los diamantes grises del estuario, se crispa el muelle,
titila como los astros cuando ven a un pájaro a punto de morir;
bajo, cruzo la terraza del lamento, beso el reguero del resuello
y se tiñen mis pupilas con las olas pétreas del entorno. 
(A veces espabilan los espectros bajo el sombrero.)
─No existe ningún pájaro a mi alrededor ─me dices─; todos han partido.
Suena patético, pero las gasolineras se han vuelto alcoba de golondrinas.
Ya nada queda, salvo las veletas con tos ajena y el manojo de deudos. 
A veces las aspas del viento nos quitan el sueño. El aire es un cuchillo,
el respiro una pócima de serpiente almidonada con tatuajes al ras del barro. 
Traspira el tiempo. Hieden a carbón las ideas que surgen de los burdeles.
Los papiros digitales nos han hecho perder la habilidad de cavilar.

martes, 27 de enero de 2015

Barítono


¿En qué tesitura caben las hernias del patriotismo?
¿En qué lavatorio, el cuerpo oscuro de la violencia?
En este mundo, siempre nos toca el papel de villano,
recogemos hojas para hilar escombros, recogemos ira, 
borrascas, trombas, ráfagas, susurros y uno que otro grito;
nos hacen falta alambiques para fermentar el sufrimiento,
nos hacen falta árboles para seguir talando sus lamentos;
me río, quizá porque pertenezco a un mundo hipnotizado,
flagelado por el tiempo y torturado hasta el trastorno.
¿Cuántas pócimas se necesitan para que solfeen bien los mares?
¿A qué regueros van a dar todos nuestros dolores de parto?
¡Alberti no dudó en llorarle a los mares, y tampoco yo lo haré!
El violín cuelga entre las piernas de la Luna. Hasta ahora es todo lo que sé;
mas espera ser bajado algún día en una caja de diamantes de cartón.

viernes, 23 de enero de 2015

Bajo el índigo


Bajo el cielo
hay una nube,
bajo la nube
un pájaro,
bajo el pájaro
una palmera,
bajo la palmera
una sirena.

Y bajo la arena.
¿Qué hay bajo la arena?
Camina lento y es dura por fuera,
arrastra su casa y no es labriega.

miércoles, 21 de enero de 2015

Ábaco


No es que no sepa contar espermatozoides. Sé contar los escombros
y los caballitos de mar envueltos con plastilina marca ineptitud.
No es que no sepa contar el aliento. Sé contar las campanadas
y los sacos de angustia tirados encima de los andenes malogrados.
Es inverosímil la torre, los cuencos donde almuerzan y cenan los perros,
las butacas donde se tejen difuntos con el perenne bisturí del submundo.
Aquí. Allá. Ahí. El estertor, las veletas con los puntos cardinales embarrados,
los ríos de magma y los mares haciéndola de panteón indiscutible bajo cero.
(Ya los caminos tosen por el polvo que no es polvo, lo saben mis zapatos,
después de haber pisado el resuello aún titilante de una mariposa.)
Este mundo ya no es un mundo, más bien es un círculo sin radio,
una mancha pandémica en el espacio, regida por inescrupulosas anémonas.
─La justicia, ha vuelto a vapulear el descanso de un libre transeúnte;
mientras tanto, las hojas del almendro preparan su veredicto final.

lunes, 19 de enero de 2015

Deshora


Son incalculables los vértigos en el puerperio del crepúsculo.
Son innumerables las lágrimas en la alfombra de la borrasca.
Son incontables los páramos en los negros agujeros de cada techo.
Y ahora, nadie puede juntar los pedazos de la mar, mar oscura,
arrecife envuelto con los tentáculos cítricos de las moscas.
(¿Quién ha visto a un pájaro construyendo rascacielos?)
De nada sirven los andamios en esta fosa obscura y escarlata.
Ya nada convence a las luciérnagas, ya nadie habla con ellas,
salvo los faraones en la selva nunca vista. ─Creedme.
Ni siquiera los güistes están a salvo de las aguas de estos mares.
Frente a mí, el reflejo de las charcas en la pupila del aire,
el riachuelo de escoria entre el encaje de los andenes;
(y vos, en cuclillas bajo el relámpago del desaliento,
jugando a los alambiques macabros del automatismo.)

viernes, 16 de enero de 2015

Encantamiento


La hormiga bebe rocío en un huacalito hecho de hoja.
Luego dirige a una hermosa orquesta de colibríes,
hasta que llega Beethoven en un carruaje tirado por cormoranes
y convierte a todos los pajarillos en notas musicales.

jueves, 15 de enero de 2015

Carambola


Oír hablar de seguridad a los cuervos, es como echarse limón en el iris.
─Se regalan espejos a precio de perfidia. ¿Será necesario elegir estacas?
¿Será necesario abrir las cloacas para cumplir el capricho de las sombras?
(Siempre el anhelo se nos convierte en titilante insomnio.)
Algún día perderéis vuestros ojos y así tal vez miréis dentro de la bóveda,
y os deis cuenta de que la mancha invisible del saco, es un espectro,
que perfora como taladro hasta sacar el último vértigo del barro.
Lo dicho es que las momias ocultan la farsa en cada vendaje.
Lo dicho es que el arcoíris se ha desvanecido como la palabra.
Lo dicho es que los perros relampaguean en la torre
y el que siempre recibe el rayo es el taburete del crepúsculo.

miércoles, 14 de enero de 2015

Trapecio


Es tan claro el armario que guarda lo desvencijado del sube y baja.
Entre tanto sollozar y morir, el viento juega a los viejos carteros,
los tragaluces juegan a las escondidas en la trinchera del recuerdo;
mientras vos, zigzagueas como siempre entre navajas amarillas
y arrastras a todos los que nos hace falta una piedra para escupir.
─Por cierto, el carrusel de lo perdido ha extraviado sus corceles.
(¿Eres espía?) Aún no se acostumbran mis vagones a la herrumbre.
(Aquí hacen falta niños para gobernar, hacen falta hojas para soñar.)
La incertidumbre no es más que un péndulo en la garganta del cisne.
Cuando todos pongan pie en tierra, quizá el Arca ya se haya ido
y las pancartas y marquesinas solo anuncien la caída del ego.
Cuando todos sepan repartir alegría, los payasos ya serán parte del bosque
y sus zapatos un mundo elaborado con lentejuelas, zafiros y diamantina.
Cuando todos abran las cortinas, cuando todos exorcicen sus yerros,
vos y yo, ya estaremos al otro lado de lo que ahora es la nada.

martes, 13 de enero de 2015

Y sin embargo tengo alas de cuervo


Veo a través de la mascarilla del calendario. Veo a través de sus entrañas.
Veo como cualquier guijarro esculpido bajo la hojarasca,
donde los gusanos trenzan el follaje y nosotros tejemos la pestilencia.
Veo entre las fauces de la sombra y en tu rostro desvanecido a escombros.
(Nunca me he puesto a cavilar en la decadencia de tus axilas,
mas cuando lo haga, seguramente desaparecerás como polvo cósmico
y tus puñales los habré colgado del clavo arrinconado en las cloacas.)
Ya no soporto la voz fúnebre de los metales, ya no la soporto más.
Se han vuelto indecisos los narcisos, ya no saben ni qué respirar.
¿Acaso el viento ha traicionado a los árboles?
¿Acaso los árboles han traicionado al viento?
─Me levanto, abro las persianas de la duda, huyo de las cacofonías del ocaso.
Hoy, vivo como odre en desuso, pero mañana recuperaré mis negras alas.

viernes, 9 de enero de 2015

Necesidad de luz


Hay una flor en mi casa
que cuando quiere luz en sus noches,
llama por teléfono a una luciérnaga
y se pone a contar sus apagones;
luego amanece y el sol muy sonriente,
inunda de alegría sus aposentos.

jueves, 8 de enero de 2015

Jardinera del yo


Desde el mausoleo, tu regazo revestido de frutas.
Tus poros, entrada al laberinto del ímpetu.
Tus ojos, horizonte en el que los transeúntes diseñan la alborada.
Tus labios, rieles por los que el tranvía se paraliza como libélula.
¡Ah, cómo eres! Tal una ola con sus crestas de pájaro,
tal cual calabozo en donde el castigo, una chispa de ámbar.
¡Ay, mi amor! Eres un ánfora de estrellas titilando en mi tálamo.
Tocar el sonido de tus sueños, escuchar con atención a tu ombligo,
es como oír cuando el río está quieto y el musgo palpita.
─Entre tus muslos, el sol ya busca refugio como oso aletargado.
Despierta. Abre tus ojos. Bosteza. Abraza el temblor de las hojas,
mientras el pez muerde el anzuelo y descubre que nadie le ha visto partir.

lunes, 5 de enero de 2015

Marisma


No me sigas a donde las cenizas son capullos sin revelar.
Hay vaho en la brocha invisible del calendario.
Entre las aguas, nadie puede mantener seguro su aliento;
ya me veo junto al crujir del espejo. ─Nadie nos oye.
La selva no es el averno, pero es el fuego por el que todos pelean.
Nadie puede venir a decirme que los güistes son solo cristal,
cuando son heridas de inmensidad, cuando son fríos fragmentos del ocaso.
Si acaso las aceras y sus tiliches difundidos por el vértigo,
si acaso el bronce con sus tímpanos saturados de helechos.
Siempre he dicho que el viento trae en su garganta tanto sarcófago.
Siempre he dicho que el estómago de los trenes es como el de un reptil.
Nunca he creído en los largos manteles adornados con flores sin sangre,
ni en la falsas barcazas que prometen la quinta dimensión.
Al final solo la luz dirá cuántas estrellas se han de sacrificar
y cuántos trompos se han de usar para excavar en el nuevo oasis.

Tanka


Por un instante
fue oscuro mi jardín;
¿qué ha sucedido?
¿Acaso regué sombras
a los pies de los lirios?

Haikai


El calor no cesa
al igual que las prostitutas,
de esas que cuestan la vida.

viernes, 2 de enero de 2015

El árbol


Mi piel es cura para tus heridas.
Todo mi cuerpo está cubierto de musgo.
¡Bajo mis pies hay un gallinero,
que para qué te cuento!
Y siempre elevo mis brazos hacia el cielo,
para recoger la utilidad del aire travieso.

Dos heridas


Ahí viene un gitano con una pesadilla en brazos.
Ahí viene una gota de Sol en un ánfora prolija.
Ahí viene un pájaro con un cementerio en su pecho.
Ahí viene un cuervo con sus ojos cubiertos de musgo.
En cada cueva, el gruñido hipócrita de los murciélagos.
En cada ataúd, el ardor amarillo que vomitó el arcoíris.
En cada hojarasca, las lágrimas posesas de un bosque pálido.
En cada cuchillo, los colmillos de la morgue en las aldabas.
Y a pesar de las astillas que cercenan mi alma,
sigo en la búsqueda, en la búsqueda de esa luz casi extinta,
extinta en la boca de los peces, de los peces que gritan despojos.

(Ahí viene un gitano con una pesadilla en brazos.
Ojalá algún día las comas solo separen flores
y no nombres cuyos apellidos son disecados.
Ojalá algún día las aguas sean tan claras como tú
y no un laberinto de huesos nebulosos.
Ojalá algún día vuestros cabellos elaboren camisas de fuerza,
para no ir tan lejos y buscar el progreso en los confines del arado.
Ojalá algún día el rito del agua refleje nuestros candelabros
y no la podredumbre que arrastra como yugo hacia el ocaso.

─Aquí, sobrevive un pájaro con un cementerio en cada costado.