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lunes, 29 de diciembre de 2014

viernes, 26 de diciembre de 2014

Sencillez


Mi sombra se baña,
mide la ligereza del río
y cuando beben los pajarillos
toca sus plumas con sigilo.

¡Ah qué sombra más juguetona!
Corre como nadie por encima del río
y trenza los cabellos de la Luna,
mientras admira de cerca su brillo.

Mi sombra duerme por costumbre
en la punta de un árbol de suspiro,
donde hace idónea compañía
a los pajaritos de un nido envejecido.

Rumores del esclavo


Solo los trenes saben cuándo dañar a las nubes.
Nada de esto es remoto. Quizá nos ahorque la duda
o nos lancen piedras por hacer de la noche un rito.
─Quizá en la barcaza guardes el estertor de los peces,
quizá nunca termines de conocer el mar, ese mar oscuro de las pupilas.
Siempre es necesario recoger la saliva de los pantanos,
siempre es inevitable sacar de la tómbola un día sin Sol,
siempre es extraña la extrañeza de las piscuchas.
¿Acaso el tiempo es un reloj de cuerda sin vergüenza?
Vemos hendido en el costado de las almendras, ese trozo de odre,
esa venda que sin duda fue una katana ante los ojos del heredero;
el opio aprieta pantalones en los muelles, qué hay para cenar,
salvo lluvia digital que moja los dedos gordos del recipiente
y caléndulas con el bulbo resquebrajado por el machismo.
Después de todo, las sombras tienen su Aladino
y la luz siempre tiene un barco fantasma para sorprendernos.

martes, 23 de diciembre de 2014

Día infeliz


Es de cínicos ponerle luciérnagas a los faroles.
Es de egoístas comer en familia
y no salir a las calles para sustentar el hambre de los andenes.
Es de idólatras derrochar el aguinaldo en fetiches
y ser indiferente ante el talón invisible de los charcos.
Es de necios colgar calcetines en la chimenea,
cuando en las calles hay pies tan fríos como la Antártida.
Es de hipócritas hablar de estreno, de una fantasía,
cuando en las noches el frío lamenta su hielo, golpea sin razón.
He visto tiritar los periódicos, he visto al viento, al vértigo puntual;
mientras hablamos, del tiempo brotan gangrenas, harapos, caras sin sangre.
(¿Qué puede hacer un solo pájaro contra millones de libélulas?)
Hoy la herrumbre sale de la palabra, de las bolas desgastadas;
que al fin de cuentas, son murciélagos que esconden en sus colmillos,
esa cultura desordenada en donde sufren los grillos del precipicio.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Negaciones del susurro


No vengas a mí cuando la oscuridad sea tan negra como tus actos,
ni cuando las cadenas estén dándote pócimas de suicidio.
No vengas a mí cuando el lodo sea el jugo gástrico en tus entrañas,
ni cuando los pájaros ya estén muertos y la jaula esté viva.
No vengas a mí cuando tus zapatos estén fabricando discursos.
No vengas a pedirme caléndulas para perturbar tu sepultura.
No entres a mi cuarto cuando estés a punto de herirte la sangre. 
No vengas a mi rancho cuando las termitas hayan consumido tu bolsillo.
No vengas. No vengas aquí con tus racimos de amarillismo en el esófago.
Mi aldaba está oxidada como la tierra, la esquizofrenia me asfixia.
He cancelado todas mis citas con el manicomio, a causa del extravío
y del destierro que descansa en las frías camas de lo deshabitado.

Tanka


Dice que es fría;
mas cuando llega el fénix
todo lo quema,
y esparce las cenizas
en su bosque de almíbar.

Haikai


Remuevo
pétalos de una flor,
sin pensar en nada.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Quimera


El Sol ha bajado para ser madrigal
y observar de cerca a las abejas
que recolectan la frescura del abedul.

Su sueño de ser caléndula es por fin verdad,
pero debe retornar al espacio sideral
para que las flores abran su corazón al despertar.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Pérdida del Subsuelo


¿Cómo jadear cuando las ruinas lloran en alta mar?
¿Cómo sollozar cuando las caracolas beben de la sal?
¿Cómo aullar cuando los gatos ocultan en la mirada a tanta diadema?
Y paso largas horas preguntándome, preguntando a las fotografías.
(Hay tanto follaje sin otoño, tantas bellotas con sostenes de camisa.)
─¡Lo más probable es que los lobos cercenen a la pequeña cuando salga!
¿Dónde estará mi amor? Nada dice el cielo, hay humo en sus oídos.
Será cuestión de arena para que el bejuco bese su cuello, para que el polvo
y la jauría hagan su entrada triunfal entre los muelles de lo impoluto.
Al fin y al cabo, el bálsamo nunca tejió inmunidad en las ventanas,
pero alimentó con funestas astillas el ánfora de la vida.

martes, 16 de diciembre de 2014

Asechanza


Entre la zarza corro. Corre el viento como el tiempo.
Hay dudas enormes entre los pájaros, hay polvo,
hay moho en sus alcobas, guarumos ebrios de sangre.
─Dicen que suena el arpa, tiritan las quebradas.
Si no me creen, díganle al Arca que venga y se los diga.
Corro entre los cuervos, entre el sepulcro del silencio.
Me detengo, tomo un respiro, el enemigo pisa mis talones,
el corazón de los pastizales palpita a la velocidad del rayo
y el mío está agonizando como un pez fuera del agua.
¡Cuánta cripta, cuánto paraíso demolido por el abismo!
No hay necesidad de borrascas y calambres, las navajas carcajean
y mi cabello se ha vuelto a enredar en el laberinto del suplicio.
Ahora observo la soga, suda la rama del cedro
y empiezo a escalar el acantilado hacia el vacío:
el cierzo se ha detenido, así como la fotosíntesis,
el último acto de equilibrio está por resquebrajarse
y nunca está demás la extrañeza, la náusea del péndulo.
(¿Qué más puede hacer un mortal contra sí mismo?)
La horca no aprieta más fuerte como lo hace la sequía,
como lo hace el hambre, el escombro, la hojarasca,
la tiranía; al parecer, mi sombra se niega a morir como un monstruo.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Bajo la herrumbre


(No quiero ser como el agua que pega gritos de defunción.
Sueño con que algún día ya no sea efímera como los rumores.)
Yo, sueño con despellejar la ingle de los barrancos. 
Todavía estás despierta y tu piel dormida;
pero me falta oxígeno para respirar el resuello,
me falta un pecho para que aterrice la agonía
y solo tengo un pliego de papel patíbulo y un cofre de arrugas.
Al final, amor, sabemos cómo es el velo que nos mutila
y desde luego el punto débil; pongamos nuestra sangre en el odre,
pongamos lo único limpio que quizá nos quede, el espíritu.
Después, mezclémoslos en un pocillo de alquimia
y veamos si nuestra magia es un truco en blanco y negro
o una manera más de romper las cortinas de la ceniza.

Tanka


No me lo digas,
estás por despedirte:
dame una flor
y vete con el viento,
la sembraré en mi tumba.

Haikai


Llueve sobre mi espalda,
parece que estoy llorando.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Sueños en el rancho


Ahí parlotean los grillos
y beben del cántaro de las cigarras.
Aquí viven mis dos tíos
y nos llenan de alegría con sus guitarros.

Aunque el frío siempre nos ronda,
seguimos como pingüinos en el rancho
y nunca nos cansamos de visitarlo;
pero lo que nadie nos cree: es que el rancho
está dentro de un caracol gigante de mármol.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Sahumerio


Y pensar que en los ríos la transparencia se ha vuelto letrina.
¿Dónde estará la cordura y sus pedacitos de alba?
La capa de ozono no necesita de un corcho para su dolor.
Abro las cortinas para respirar viento puro, se filtra la podredumbre
y hace una fiesta junto a sus lacayos de estiércol en mis entrañas.
Siempre he querido lavar los harapos enmohecidos de mi Patria,
cantar el Himno Nacional con un unicornio en las manos
y nada de esto es posible. Las navajas están más fuertes que nunca,
los Bancos están por anunciar su proa llena de sierpes,
y en tu pubis amor, te dibujas las estampillas de la usanza.
(Un día de estos, abrirás una lata de soda con tu nombre
y encontrarás dentro de ella al sistema defecando como cerdo.)
Estoy como en aquel día, por suerte acorazado en los puntos cardinales,
como un alambique al convertir la escarcha en campanillas de gitana.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Desmemoria

Foto: Ferdinando Scianna

Después de todo no se puede detener la fuente de la locura.
Llevamos manchas en el aliento, barro en las costillas,
despojos en forma de travesías que llevan hacia el viejo olvido.
Somos la mugre de las calles, los tiliches de los astros,
somos un charco indigestado de dudas, una huella podrida para Gaia.
A veces amaestramos los perros de la noche, sacudimos el petate
y descaminamos el hálito de la muerte para después encontrarlo.
(Nada más puede ocurrir mientras contamos las gotas de los grises:
pero se entreabren los tragaluces, las estrellas alcanzan el manicomio;
como si no fueran suficientes las dagas de aquellos algorítmicos cipreses.)
─Los mayores fraudes se dan bajo el paraguas. Lo dicen los alhelíes,
después de tanta canícula esparcida como migajas entre las campánulas.
Cada crepúsculo pienso en los estuarios, en la garganta atiborrada de los andenes.
Nada de esto es lo cavilado, parece que olvidé todo lo relacionado al navío.

martes, 9 de diciembre de 2014

A través de la niebla


Alguien juega a ser féretro, traduce el idioma del frío 
y escucha con la piel el alarido de los páramos.
Nadie ríe mientras cabecea, lo saben sus grilletes
y el desnudo de la siempreviva a punto de consolarlo.
Alguien siembra luz en macetas de penumbra
y hace germinar el sexo indeleble del insomnio;
─nunca se vendieron a buen precio las pastillas del crimen.
Alguien teme a las anémonas, más no a sus antípodas,
es un caracol, un vaso lleno con el vacío de los escombros.
Siempre cree en el viento y en los puntos cardinales del follaje.
Alguien viste a las ventanas con linternas y símbolos,
despelleja navajas y sacude el polvo de las túnicas de lo invisible.
Nadie cree en él, salvo las campánulas y los retoños de azahar.
Al final, él sabe a qué sabe cada puchito de fango, cada púa en el olvido.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Cucharada


─Aquí, nos tapan los ojos con papel alcantarilla.
Desnudo lo inmutable, fatuo el camino repleto de esdrújulas
y vértigos agudos. Raspa la arena como viento de zarza.
Siempre desciendo al polvo espectral de los prontuarios,
a la lámpara ciega de las redes sociales; nada se encuentra,
salvo la estupidez hervida con tinta de espantapájaros.
(En las noches siempre las navajas hablan de lo sombrío,
tirita mi herida como los añicos del cuerpo bajo el alba.)
Quizá nunca cicatricen las llagas forjadas en el patíbulo,
mas no podemos darnos el lujo de caminar sin bordón,
ni de ocultar en el armario la ponzoña publicada por gorgojos.
─Lo azul cuelga de la rama del ciprés, donde los pámpanos, pirañas.
Mientras en el acantilado, vos palpitáis, junto al vaho rudo del tiempo.

Tanka


Ya no hay calor,
pero me queda el Sol
de tus caricias;
no hay nada que decir,
salvo que fuiste mía.

Haikai


Llueve sobre el pájaro,
parece estar sollozando.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Nubarrón


Las nubes cuando quieren ver feliz al bosque,
bajan y se convierten en traviesos conejos.
Mas cuando se cansan vuelven al cielo
y abrigan las estrellas entre sus cabellos.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Jaya


Hay escalones que nos llevan al disparate
y otros que nos llevan al patíbulo de nuestra desmemoria.
Sombras que no se lloran, pero que se escriben como lágrimas
y le dan forma al vértigo, a ese sótano de espadas y caballitos de hule.
Siempre veo a tu cuerpo entre la herida del mundo, a la espera del pájaro,
a la espera de ese calor absurdo que profesan todos los güistes.
Siempre es inútil contar las gotas del calendario, contar las noches en muletas;
si tú ya tienes la gangrena de los bosques, el arco resquebrajado de los elfos.
Tal vez se escuche ridículo, pero tengo ganas de curarte, tengo ganas,
tengo ganas de untarte pomada en la zozobra. ─El mar es un buen sanatorio.
De por sí ya tengo un botiquín, uno hecho con guijarros de Luna
y esterilizado con la sangre que fue ceniza póstuma para lo hermético.
Yaces, acostada en la camilla flotante de mis laberintos,
como para que no te encuentre el emporio y desgarre más la luz de tus cuerdas.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Varejón


Me es familiar este frío de mandíbulas sin cráneo.
¡Quiero dormir! Sin embargo los atavíos son de fango.
Las tuercas del sosiego están tan oxidadas como la Oración a la Bandera
y vosotros lo sabéis, puesto que cuando la invocáis sus ixcanales os besan.
Tal vez nunca tirite la piel de la Corte, ni nunca alcances a pagar una fianza,
pero hay que seguir insistiendo en suprimir las estadísticas de las libélulas.
─Las lágrimas se tornan vaho rojo gris purpúreo en nuestros anaqueles,
los muertos ya no caben en los coliseos y les ha dado por rasgar la sinestesia.
(¿Qué símbolo puede hermetizar el lamento azul del hijillo?)
Ya me veo junto a ti, en la ardua tarea de hacer caer los nidos de las libélulas;
mientras en nuestros ojos, zigzaguea la tan anhelada y castigada libertad.

martes, 2 de diciembre de 2014

Invisibilidad


Ya no queda nada. Salvo la plusvalía en los andenes,
la herrumbre en el esófago de los metales,
salvo el lied y el viento con sus heridas de extrañeza.
─Dejemos que se escuche el eco de los andamios,
la mirada volcada al insomnio, dejemos que la noche susurre.
(Hay días en que los espectros duermen en mis ojeras.)
Hay días oscuros, andrajos con lágrimas en el pómulo,
vasijas rellenas de ocasos sin ese confín de suplicios.
¿Habrá algún jarabe para aliviar el catarro de las paredes?
Siempre sabemos navegar en el viento, asir sus nubes estertóreas
y forjar de la sublimación las digresiones para bajar la temperatura.
¿Pero sabemos detener el crepúsculo y distinguir lo gris de sus lesiones?
Nada somos. Nada duele más que ser nada.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Incongruencia


Raras veces me detengo en los sucios trapos de los fetiches.
Para las gárgolas es muy fácil abrir la boca por conveniencia,
mas es difícil opinar de la niebla o del hollín malversado de sus camándulas.
Siempre se dice que hay necesidad de un incensario, de un huacal
o de un alambique para hacer el trabajo pútrido de los moluscos.
Un día menos pensado, se abrirán los portales de la justicia,
se abrirán los tragaluces hacia un horizonte de rocío;
y desde luego, ese día me besarás como Megan Fox
y dejarás de ser solo un desvarío en las páginas de mi automatismo.
Al fin y al cabo, tengo en mis pupilas el arcano de tus pezones
y pronto brillarás en el balcón, como aquella almendra de luz.

Tanka


Despinto el frío.
Entre el sopor del mar:
brota la espuma;
mas para ti sirena
no existen mis quimeras.

Haikai


Parece que voy a morir
junto a este jardín sin flores.