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viernes, 27 de febrero de 2015

Regalo


Me regalaron una gota de rocío.

Dentro de ella alguien jugaba
y se escondía entre la montaña.

¡Dime a qué juegas niña,
niña de etéreo andar musical!
Si no hay espacio en esta gota,
ni para que juegues a hilar;
dime, ¿qué haces bajo esa tierna hoja?
─¡Ssshhhh, silencio, que estoy escondida!
Por favor, no le cuente a nadie de mi familia,
porque ellos piensan que soy un barco a la deriva;
mas no se dan cuenta de que su hija,
incluso teniendo cáncer, sueña con ser igual que Frida.

martes, 24 de febrero de 2015

Mesa desnuda


Nunca fue así: los aullidos, los lobos en las cordales de la niebla, el polvo en la mejilla del aserrín que gotea tan lejos, tan lejos del horizonte; se sirve en la mesa, mientras en las aceras el frío sirve platos de orfandad. Te abres, te cierras, como el Sol entre la asfixia de las nubes. No hay caballitos que galopen con libertad entre las calles de la pesadilla, ni niños que ocupen el vacío prolongado de la nostalgia. Apretuja la anestesia de los relojes, socavan las lágrimas que vienen con sangre incluida. ¿Cuándo aprenderemos a despertarnos sin que la muerte pose desnuda frente a nosotros? La noche tiene largas heridas, oculta el resuello del follaje, el ir y venir del lavatorio, el ir y venir del tormento, el ir y venir del patíbulo, crepúsculo a media asta. Un día abriremos el umbral de las lechuzas y necesitaremos un par de camisas de fuerza para el asombro. Nunca negué mis huellas a las escaleras mecánicas de las caracolas, nunca fui niño, mas ahora lo soy más que nunca; entiendo el miedo inédito de los pájaros, entiendo a tus chiches cubiertas por el musgo del ocaso. Al final uno siempre le cambia pañales al tiempo ─o quizá más bien─ él nos los cambia de un puntapié, mientras pestañean las campanas del escalofrío entre las patas de nuestra consciencia.

viernes, 20 de febrero de 2015

Dolor y risa


Bajo mi ropa
un alacrán dormía.
¡Les juro que no es mentira!

Bajo mi ropa
un alacrán dormía,
no me di cuenta
por sus ronquidos,
sino hasta que picó mi fondillo.

jueves, 19 de febrero de 2015

Sobresalto


Solamente en los sueños, los desvaríos fluyen en reversa,
la realidad se vuelve una espada en la piedra; hay arcoíris claroscuros,
me lo dijo una nube, después de haber estornudado sobre uno de ellos.
En un país de cenizas y trapos de zozobra, en un país sin bandera,
en un país donde la epidemia es la muerte y su infinito el sopor:
siempre hay diamantes colgados en el pescuezo del espejo,
hay una sombra donde cuaja la incertidumbre, donde pende el averno.
─La corrupción se ha vuelto tan mortal como un cuchillo en el aliento.
Quizá por eso lloras mi Eloísa, tus ojos, dos pozos llenos de asfixia;
tu vestido, sacado de una película de íncubos y súcubos,
invertido como el derecho a la vida, rasgado como el corazón de un niño
y teñido con lágrimas de cielo y tierra hasta el punto de la nostalgia.
(¿Habrá lugar para que nos sorprenda la muerte en nuestra silla decrépita?)
Ahora ni los sueños son herméticos, todo está fuera de trayectoria;
sin embargo sobre el Nilo, un gato lame mis sueños, besa mis sombras.

miércoles, 18 de febrero de 2015

lunes, 16 de febrero de 2015

El poema y sus rostros


Desfigurado el silencio cuando nadie le oye.
A veces las piedras galopan entre gárgolas, llueve,
los cuervos hilvanan bolas de sombra en mis pulgares.
Haz de marcharte, como aquellos noviembres de crisantemos y lágrimas,
como aquellas veredas por donde la luz cantaba en las muchachas
y los pájaros bordaban con bejucos el atardecer hacia la alegría.
Haz de volver, cuando el alba toque a la puerta de los vergeles
y resucite a aquellos con hiedra en el entrecejo. (¡Ven y toma mi mano!)
─Hoy, la sangre fabrica canicas de amatista y las vende en el mercado negro.
Hasta dónde llegarán los trenes de la deshora, las perillas del mimetismo.
Estoy aburrido de ciertos panfletos y del agua purpúrea de ciertas ventanas;
luego pido la hora al ciego y me la da tan exacta, tan llena de pausas y lechuzas.
Veo a tu rostro flotando entre peces y cangrejos al ras de la furia:
¿qué puede hacer este pobre indigente, que pasa la vida en su sótano,
donde tiene un ábaco hecho de huesos y un alma hecha de vidrio?
─Tú dirás si vale la pena tener un rostro engrilletado a la asfixia
o no tenerlo, al final las gaviotas muerden el hierro y vos el horizonte.

domingo, 15 de febrero de 2015

viernes, 13 de febrero de 2015

Caballito de hule


Caballito de alas blancas,
blancas como la luz del alba;
déjame dormir en tu espalda
para que mi fiebre ya no arda
y despierte como una feliz alondra.

Caballito de alas blancas,
blancas como la luz del alba;
no me dejes soñar con bombardas,
ya que no quiero perder a mi mamita
y al jardín donde guardo todas tus cartas.

Caballito, caballito,
caballito de hule,
baja ya de esa nube
y haz lo que te pido;
caballito, caballito,
caballito de los sueños.

lunes, 9 de febrero de 2015

Puente hacia la nada


A menudo, construimos puentes con el brebaje del horizonte,
sacudimos el petate de las pestañas que clausuran el paisaje
y cortamos la breña del crepúsculo que crispa los verdes espejos.
Ya las nubes cargan sus tiliches hechos de plástico y plastilina;
si acaso cuando se acercan los pájaros al estanque secreto,
─si es que todavía queda uno─ y beben del néctar purulento de los escombros.
Siempre es necesario un poco de frío en las vigas del entrecejo.
Siempre es necesario un poco de polvo en los andamios de la lengua.
(¿Será necesaria la sangre en las aldabas inéditas del manto acuífero?)
Usted. Sabrá contar tañidos cuando llegue el momento, no lloriquee,
mejor ponga una hormiga de ixcanal en su herida o en su pupila;
entonces, confesará que lo que ha construido fue tan solo el comienzo de la nada.

sábado, 7 de febrero de 2015

viernes, 6 de febrero de 2015

El circo


A una aldea
el circo llegó,
trae en sus carretas
un bosque en flor.

A una aldea
el circo llegó,
lleno de mariposas
y alegrías para vos.

¿Quién es ese duende
que salió del carretón?
Trae zapatos grandes,
más grandes que él.

A una aldea
el circo llegó,
se lleva en las carretas
un bosque sin voz;
pues no encontró niño
que sonriera como el Sol.

jueves, 5 de febrero de 2015

Pese a los rieles


(Los pájaros se despojan de la sangre del crepúsculo.)
Un día será él el que se despoje de nosotros
y tendremos que buscar una manera para llegar
y entregar ─a modo de luz─ nuestro aliento poco inusual.
Entonces nuestro viaje habrá concluido, lo sabrán las persianas,
cuando se entreabran junto a los vagones traseros del horizonte.
Pronto, serán otros pájaros los que habiten sobre el alfabeto,
serán otras lágrimas las que laven todo el dolor fruncido en los tejados.

martes, 3 de febrero de 2015

Verde vértigo


Cuando el tiempo muerde su propia sombra.
Cuando los féretros gotean de las pestañas del precipicio.
Cuando las fotografías en blanco y negro destiñen su sonrisa
y pintan los alabastros de mermelada y sangre ancestral.
Cuando las colillas encienden la sed de los relámpagos.
Cuando el reloj marca la herida en punto.
Cuando las noches son devoradas
por otras criaturas incluso más sombrías:
se abre el telón y montamos ese teatro de luz, 
donde se revela el dolor, pero se disipa la angustia;
ahí, dentro de ese mundo, pregonamos sin esperar nada de la nada,
pespuntamos para bordar el frío, para otros impensable;
saltamos sin lugar a dudas hacia el abismo, lo hermético nos atrapa.
Pero ante todo sabemos, que cuando se trata de vómito,
a todos nos hiede igual el jugo gástrico del exorcismo.

lunes, 2 de febrero de 2015

Almácigo


A veces aprendemos del polvo a ser efigies,
colgamos del pezón de las begonias, brotamos sin Luna,
llevamos un fardo de estrellas sin luz sobre la espalda
y esperamos el argumento de la alborada; mas no somos árboles,
árboles donde cuelgan con sigilo espíritus de peces,
peces que llevan en sus ojos la vigilia del espejo,
espejo lleno de huellas, caracolas y alondras de ceniza.
Sobre las nubes, Aladino y sus lámparas arrugadas;
relampaguea el pujo en los andenes, la luz se muestra borracha
y las cloacas almacenan hojas arrancadas por el ayer del frío.
Más tarde, nos dirán que nuestras semillas germinaron en sombras,
sombras que quizá nadie descifre en sus viejos cuadernos. De pronto,
se abre el loto al son de mi bostezo, es hora de emerger
y de atrapar los insectos que sueñan con volverse negras libélulas.