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viernes, 28 de junio de 2013

Fuego fatuo


Cuando trato de alcanzar la poesía: se aleja de mí la sombra, la espina se clava al zapato, la niebla cubre mis pestañas junto a los vellos del candelabro; y, tiritan al son del lied musical de las amapolas, los poros deshabitados del karma. Al otro lado oscuro de mi cerebelo, escucho musitar a la Luna y levito junto a sus rayos esotéricos. Hay veces en que los cráteres de la demencia, tienden a llenarse de escarcha y resquebrajarse, sigilo de disonancias y pétalos en añicos. En cada fragancia que sirve de guía, el estertor de los algoritmos que a diario se reúnen en la mesa redonda de mis ojeras; no sé, si me vuelvo insensato cuando sigo al fuego fatuo; solamente sé, que al llegar al sitio remoto del páramo: las personas son las mismas personas y el cielo es la misma bóveda herida. Encima de la zarza: los talones sin sangre, el taburete de los caídos, la conciencia del barro, el corazón de las espadas, la catarsis inmensa de la dermis. Sin embargo, el filo amargo de la inconsciencia, va amarrada al mástil de la crítica de las ergástulas; a veces lloro, a veces sollozo, a veces nada; estoy como una alondra que busca el nido del día a día, estoy como el ave fénix que busca sus cenizas después de renacer, estoy como una ruina que busca en sus rescoldos, a la estructura de la brisa que se perdió en el trasiego del péndulo. Hoy en este tiempo de osamentas y aceras oscuras: el tizne de las huellas, evidencias del tiempo; las brumas en los tabancos, frutos de oro; el pubis en la mesa, cena de fin de año; bronces que lloran féretros, eco que llama hipócritas. En estos instantes, ya no hay tumba para mi fuego, ni selva que lo resista.

jueves, 27 de junio de 2013

Pensión salvaje


Entre fangos alados, el agua ecuestre de las pupilas del limbo, ¿acaso tengo astillas en los ojos?, ¿acaso hay tregua para la metáfora de las lámparas? Ya no hay néctar sexual en las petunias, salvo si los alambiques tejen su pulcritud en los pezones de los pétalos, la abeja llega y convierte en vértigo la edad de los espejos. Sin embargo, cuando el aliento duda, el aguijón se clava directamente en el insomnio de las sienes; -pero hay puchitos de estridencia en las garras del murciélago-, también cartas sin firma en el pómulo rosa de los tabancos; no hay duda, que en el asfalto de la barbilla, las digresiones vuelven de la rueca de las tarántulas. Por la noches, sentado en las sombras de mis trascendencias: el túnel que finge ser la inyección para el sonambulismo, el taburete de guerra de los espectros, la taza de letras que a veces se vuelve espasmo, la pluma que rueda a goterones y solloza en la angustia de la hoja sin blanco. Llega como ola el sabor a desagües de los vendavales y tiritan mis poros, izo mis alas y vuelo hasta el péndulo de la utopía del pubis. A medianoche: el trallazo del pálpito, la pata resquebrajada del caballo alado, la tiznada angustia de las flores en las aceras, la tristeza de las libélulas, el ardor constante de mis barbas. Le pido a Deméter que venga y sufra junto al manto gris del orbe al filo del páramo, le pido que aguante un minuto el estertor y luego se entregue al féretro que carga mi espalda. Siempre que divago en esta pensión de tribales y trasiegos de cierzos negros, tiendo a morir un millón de veces, para que el fantasma del poema se alimente y vuelva a su nicho con mis desalientos.

miércoles, 26 de junio de 2013

Postal del mañana


¿Seguirán en la llovizna los depósitos del cielo?, ¿acaso importa?, importa he dicho. A veces cuando el rocío llega moribundo al plato del páramo, mis pupilas gotean y la Luna musita su grito con el silencio más próximo a marea. Llega la hora en que la matrona atienda nuestro espasmo, luego nos incluimos en el dar a luz del sigilo, nacemos y nos olvidamos de vivir bajo el candelabro de los petates: dentro de la ducha, el baño sauna de las rosas mustias, el sabor a ciénaga de las luciérnagas, el vapor que emerge como escarcha de nuestros poros y los momentos grises que nos vigilan desde la punta de las ergástulas. Sin embargo, cada vez que damos el paso junto al tiempo de las arenas mortuorias, la sangre que ensucia los zapatos, los adoquines que renacen del polvorín del arcoíris; y de las campanas, ¿qué puedo decir de las campanas y de los andenes de la funeraria ambulante?; no sé, tal vez que en los tabancos del azar, los crisantemos hacen fiesta bajo la tierra de la espera; sin duda, nos vemos rodeados del llanto de la hipocresía y jugamos en el lavatorio de las espadas. Pero mañana, incluso nos daremos cuenta, de que en las páginas que nos flagelan la retina del día a día, existe el funesto racimo de estercoleros, que tras la luz del vértigo, nos hacen ver la realidad desde el punto de vista del espejismo. Desde lo profundo de mi habitación, el último eco del mañana que es hoy y la última estrofa de tinieblas, que el mismo averno terrenal me envió, junto a una rosa adusta de estampilla.

martes, 25 de junio de 2013

Autumn


En algún lugar no muy remoto: viaje de sombras, espectros en vagones, hojarascas de entrecruce del sosiego; viajan a través del espasmo, las hojas mustias del ocaso; ¿habrán ataúdes para el crepúsculo?, ¿habrán caídas que sirvan de muérdago para el vértigo? Cada vez que un árbol en su sola, despiadada y desierta fosa, cae en el trasiego del desparrame vertical de la gravedad, las musas tienden a salir de sus escondites y comienzan a hilar con la rueca, a la nervadura de los piélagos naranjas. Sin embargo, al otro lado de las vías férreas del noctámbulo, la hipnótica escarcha de sus ojos, blasón de heridas, fénix que acoge en sus heladas alas, a las ninfas que quieren viajar al otro lado del averno. Hay sin duda en los horizontes de los rumores, una bifurcación de genes y un pálpito de gaviotas, que a menudo en los peces se torna arrecife; a cielorraso, las piernas engrilletadas de la bóveda, talones purpúreos y neblinas que acompañan en su estertor a los pétalos del entrecejo. Pero a qué silencio nos amarra el arcoíris del asfalto, a qué espada nos acerca el filo de los atardeceres, a qué tumba nos entierra el tiempo cuando la bóveda negra entrecruza el ámbar, a qué espejo nos sumerge el espejismo del otoño, a qué tiniebla nos encierra el ruido de los trenes, a qué páramo nos llama el sigilo cuando dormimos, ¡a qué!, ¡a qué! ¿Acaso escuchas el redoble con tus ojos?, ¿escuchas el eco fúnebre de las sombras?, ¿lo escuchas?, ¿escuchaste cómo los cadáveres acongojados te musitaban al son de esta marejada?, sin duda, moriste junto al pubis de los lirios alunados y entregaste tu sangre a otra de las muchas estaciones de la cárcel.            

lunes, 24 de junio de 2013

Lake of sorrow


Se funde lo triste con los pétalos del lago
y en el suplicio de la hojarasca del estío,
la herrumbre que baila el carbonero
bajo las lágrimas ácidas del arrecife. 

Hay un vago secreto bajo los hurtos
y una despiadada desmesura en la escama. 

Hoy nado dentro del abismo del trasfondo
y la oscuridad que viene de las redes
sofoca el respiro de mis branquias;
ya casi he muerto y los olivos también.

He sido obligado a permanecer conservado
y sufro en el estero próximo a laguna de páramo. 

Hoy me envuelvo con las algas del rocío,
pero mañana sabré si eran hongos
o si eran acantilados envueltos en trampas.

domingo, 23 de junio de 2013

Descarado


Por ahí vi como un profesor
-de título comprado-
escupía en la honra de la literatura;
luego los estudiantes en su faena
lo digirieron con todo y flema.

sábado, 22 de junio de 2013

Canto de paja


Me subí al bus de la disco
y por medio de la tecnología
hacían de la voz del vómito
un canto de perros en brama.

viernes, 21 de junio de 2013

Caricia del follaje


Desde temprano comienza la diaria disciplina.
Guijarros que amanecen con filo
y candelabros lunares que cuelgan de la pupila.
A la orilla del cuaderno, los vértigos del estío
y las manos que sangran a borbotones
frente a los crisantemos rojos del espasmo. 

Hay un pálpito de resuello en cada línea. 
Hay olas que besan rocas, y las hieren. 
Hay pelicanos que guardan cloacas en sus picos. 
Hay en cada página desmembrada, una pronta herida. 

Ha sido distinto el navío de estos lares
desde que las musas musitan sus penas. 

Se me ha partido en dos el camino, bifurcación de andenes. 
Se he ha partido en dos el féretro, bifurcación de espectro.
Se me ha partido en dos el corazón, bifurcación de cartones. 

Pero sé que en cada letra que recorre las arterias del follaje
y en cada petate que aguanta la osamenta condenada,
hay una esperanza de libélulas y un asta circular
que únicamente esperan la caricia de la consciencia.

jueves, 20 de junio de 2013

Atardecer del espejo


Aquella cara en el vidrio
añicos de plumas,
aquella herida en el nido
árboles acongojados.

Por ahí pasa el canto elocuente
de treguas y ríos en gritos:
de angustia
de tristeza
de falso respiro, pétalo mustio. 

Me ha dado por coser las praderas
y verter mis lágrimas en las acequias;
hoy es gris el día, pronto será utópico.

Me he aventurado en el péndulo del torogoz
moribundo, solo para revivir del reflejo.

Ha muerto. Él ha muerto. De adornos estridentes y flautas que acompañan el lied de sus rastrojos, he hecho mi propia habitación; sin duda pensaréis que estoy loco, mas no titubeo cuando el temblor se vuelve espantapájaros, ni tan siquiera cuando el metano irrumpe camuflado en los silos del paladar del cielo. Únicamente riego los páramos con mis lágrimas próximas al vacío.  

miércoles, 19 de junio de 2013

Aliento


Puchitos de escarcha llegan al pulmón
y un cráneo sofoca el respiro del próximo;
he avisado a los espectros
y sembrado sus cadáveres en mi jardín. 

Hoy yace la escultura de un pistilo
que se sembró a la intemperie,
es pronto para contar mis huesos
y verosímil cuando me habla la utopía.

Cada nicho donde he muerto
no ha soportado tanto peso,
las fosas huyen de mis jadeos
y los féretros escapan de mi agonía.

Seguro habrás visto en algunas lápidas
el nombre de un ente que sigue en el vuelo;
y en el epitafio, una prosa seguida de ergástulas
con puntos suspensivos que dependen de la luz de la noche
para sostenerse en el infinito de las líneas férreas.

Ya no hay flores en mi pupila
ni en el abismo donde he de morir.

martes, 18 de junio de 2013

Acequias


La misma locura he vivido en tu pubis
así como en las aristas de los cipreses;
tanta es la culpa que me agrede 
y que me sume en el elixir prohibido,
que hasta el Sol ya dio su grito al arcoíris
yo le acompaño en sus voces entrecortadas
y le salvo de las falacias del semáforo. 

Llega el día en que los pájaros hablan
y con sus plumas abaten a las paredes;
me he visto colgando de un árbol
y he salido ileso de sus péndulos. 

Hoy camino entre laberintos acuáticos
mientras las sirenas en sus vaivenes eróticos
me prohíben acercarme a sus escamas;
desde luego, según mis aleaciones circulares
y los ataúdes perpendiculares de mis ojeras,
manejo el sigilo de sus transitares
con la hermenéutica de los espectros.

lunes, 17 de junio de 2013

Cementerio séptico


Guarda su herida la navaja
y esconde en la fisura de sus huesos
a la oscura tumba que cavó durante la noche;
al siguiente día: 
nosotros como cofres, guardamos tumbas
en nuestros propios cráneos;
leemos letras asesinadas en papel
y terminamos por embalsamar nuestros vértigos. 

Es sin duda un temor de espejos
un juego de cartas donde el tramposo
oculta bajo la manga el rumor de fosas;
es de mañana y la podredumbre se ingesta
como daga que atraviesa los pulmones;
a cada momento siento el pálpito 
y las llamaradas de gritos desde el núcleo. 

Hoy cavo mi propio agujero
e investigo cada hueso de mis entrañas,
antes de que venga la muerte desnuda
y me seduzca para caer en el eterno letargo.

domingo, 16 de junio de 2013

Corrientes subterráneas


Algo impacta los oídos de las masas:
detrás de cada promesa escupida
va de la mano el desagüe del vómito.

sábado, 15 de junio de 2013

Pisada


En mi continente hay un cíclope:
que cuando pone pie en tierra fértil
deja un mar de cenizas explotadas.

viernes, 14 de junio de 2013

Artilugio


Cada vez que me adentro en los laberintos de los zapatos
la espada dice ser mi candelabro, escucho ecos, olas
y me limito a dejar de caminar entre zarzas y arrecifes.

A veces: 
el guijarro se vuelve espinas para la ingle
los ataúdes se vuelven aposentos para mi aliento
las piedras se vuelven letargo para mis vértigos
y los adjetivos, una copa para mis ventarrones. 

Siempre he cerrado la puerta con las cintas de mi horca
y he colaborado con la muerte para morir entre la saliva;
sin duda, la coherencia se limita a columpiarse de mis axilas
y el estante no se retracta de los vestigios de las runas.

Sé que a cada momento el piso de los coágulos
niega cada gota y cada cuerpo de estampilla,
-pero yo no-
mañana voy a morir y hoy quiero lavar mis pupilas
con el salitre de los colores nauseabundos del orbe.

jueves, 13 de junio de 2013

Misterios

Misterio Ciudad de Miguel Navia

Vuelvo a lo asible de las ergástulas
al epitafio que por debajo de la lengua
sacude el polvo hermético de los espectros;
nada es posible, salvo si los girasoles giran
en torno a los diluvios metafóricos del espasmo.

He vivido de pasadizos secretos, cada ladrillo
lo llevo como lágrima edificada dentro de mis espejos.
¿Acaso la palabra se ha subido al columpio
y ha caído libremente en el petate de la ciénaga?
o quizá ¿Los panfletos son los responsables del lodo
y el arcoíris, el verdugo fantasmal de la democracia? 

A veces finjo no ser parte de los despojos
pero el polvo corroe mi desgraciada herencia;
también me ha dado por hacer manicomios
de la podredumbre de las sanguijuelas
y alimentar de sus propios misterios
a la locura que subyace del coágulo.

Hoy permanezco: en la rehabilitación de mis lámparas, en los bisturís de mis veinticinco corazones, en los paisajes con rumor de páramos, en los cines con sabor a rameras, en los cafés que humean el cáncer de la tierra y en los misterios del cenicero de las tarántulas. 

miércoles, 12 de junio de 2013

Crescendo


En el pálpito del aliento bifurcado
las escaldadas lágrimas de la marea;
se cristalizan los escombros del vértigo
y las jaurías aprietan con sus mandíbulas.
 
La montaña cae al filo del hacha
pero la ilusión de la utopía queda
y los acantilados surgen de las zarzas
salvo cuando el abismo calla sus acertijos. 
 
Pronto los cuervos se verán unos a otros,
ojos de espejo, miradas trituradas por la nieve. 
La escarcha sube la presión de las arterias
y los explosivos salen disparados por la boca. 
 
Ya caen huesos envueltos en copos de nieve
helado próximo al sufrimiento de los árboles. 
¡Hay hiedras que adornan las caderas de la pupila!
¿Habrán semillas que puedan nacer de los aceros?

martes, 11 de junio de 2013

Desolación


Me abandono: 
en la inmensidad del páramo
en la densa niebla de los zapatos
en la triste y furiosa tormenta de los esqueletos;
ahora resulta que hablo con el desierto
y las cloacas dictan certámenes en la horca. 
 
Me abandono: 
en los pies olvidados de los ferrocarriles
en las sábanas del trasiego cenagoso
en los mohos de las raíces del candelabro;
ahora resulta que los féretros vuelan
y los acuíferos nacen de nuestras venas. 
 
Me abandono: 
en las oscuras faldas del volcán infausto
en los petates del ramaje de las iguanas
en las zarzas sonámbulas del hermetismo;
ahora resulta que desayuno cobres
y tomo de la herrumbre del plomo. 
 
Me abandono: 
en lo inhóspito del bulbo de los espectros
en la orquídea con olor a tiznes
en las lámparas fugaces del silabario;
ahora resulta que el eco destempla
y mi orgasmo corre hacia el abismo.
 
Me abandono, me abandonas...
y luego te recupero de entre las sombras.  

lunes, 10 de junio de 2013

Gritos al cielo


En los aullidos dispersos del lobo
el eco de los mestizos del maíz. 

Ya llueve obsidiana del cielo.
Los pájaros caen como granizos
junto al plumaje de las cenizas
y permanecen pidiendo brizna
en los ramajes del nuevo holocausto. 

De pronto el tigre estalla en lava
la tierra baila la danza de la Tierra
y entre huesos, las alondras suicidadas. 

Hoy escucho como el sollozo del invierno
recae sobre los tejados de mi caverna
y como raudales sin cauce
las lágrimas del sinsabor del entrecruce.

¿Será posible que nos sobrevendrán
otros genocidios envueltos en jeroglíficos? 
Ya que he visto como los mensajes de humo
se convierten en hongos a lo lejos de las judías.

domingo, 9 de junio de 2013

Frontera


En cada país hay un lobo
que se hace pasar por coyote
y es un buen trabajador del sexo
para resolver asuntos de posiciones;
a diario vende indocumentados a la migra
y de recompensa una enorme cogidita 
al otro lado de la cerca de los dolores.

sábado, 8 de junio de 2013

Cocodrilo


Por debajo de las ediciones se arrastra:
se alimenta de las plumas de los cuervos
y de los espejos que cultivaron a la intemperie.

viernes, 7 de junio de 2013

Sueños en el no mundo


Sigue en el sollozo este gato
que espera el regreso de su vista,
en un puchito de nubes escarchadas
-se duerme-
espera el racimo de caricias.

En la cúspide de su hipotálamo
navega en la barcaza hecha de guijarros,
utiliza el tizne como remos volátiles
y atraviesa el panteón de puntillas.

Cae sonámbula la copa del amanecer,
luego se desposa con el mediodía moribundo
y en el otoño de la noche, las runas brillan.

Pero el silencio no contiene piedad
ni plumas exóticas envueltas en neblina,
únicamente cuervos sin escapularios
dispuestos a sacar el ojo del espejo.

Sigo viendo a lo lejos del páramo
como el pájaro se lleva mis ojos;
ya es hora de recuperar el vértigo
y traer del horizonte
un puñado de lágrimas.

jueves, 6 de junio de 2013

Amarillos


Amarillean las entradas del capital
quitan faros y forcejean los petates;
hay faroles apagados en las calles
manchas, huellas negras de zanates. 

Caminan como si nada por el podio
mutilan el camino y manosean el oro.
¡Ah que rata más vil y con nariz de madera!
Pasa hablando por medio del circo de cristal
sobre caricias, nunca de lo que ha de robar.

A diario siento el escalofrío en el pétalo
a causa de las patas puntiagudas
de la baya podrida del ébano.

Siempre el tiempo aprieta las urnas
y como sonámbulos cuentan
las pocas equis en horas diurnas. 

Hay un montón de inconsciencia
tanto en los corrales como en las granjas;
hay que estudiar cada color mentiroso
y desenmascarar la ciénaga de las franjas
antes de que ahoguen nuestro fruto básico.

Cuando te hayas dado cuenta de la verdad
tú me dirás, que todo fue por el dinero. 

En el arcoíris no hay progreso ni democracia
sólo aparece cuando le conviene,
luego desaparece frente a las sienes 
y deja a sus súbditos en la desgracia.

miércoles, 5 de junio de 2013

Las cinco fuerzas


No sé, si la retina ciega está de mi parte
-o si la justicia la llevo-
en los escombros flagelados de cada poro. 
Es verosímil el despertar entre lunáticos
e inverosímil el dormir sin manicomio.

Sólo sé que la determinación 
determina bifurcación de Códigos
y examina el autoestima de las muñecas.

Me veo a menudo en la raíz de la fe:
describiendo páramos en hojas
o escribiendo psicosis con sensatez. 

He obtenido la sensibilidad de las espadas
y olvidé el significado de la palabra machismo;
he aprendido de mujeres que luchan
y maté a ese animal estridente 
que yace oculto en el interior del karma.

Desde entonces descubrí que la sabiduría:
no tiene credo 
ni género
ni cultura;
solo luz en medio del espesor de la oscuridad.

martes, 4 de junio de 2013

Poética condenada


Comenzó al borde del vértigo
traía consigo muchas fisuras,
árboles bordados en lágrimas
calcañares flagelados por el tizne,
crudos labios envueltos en lo inefable
pétalos de rosa en un ramo de elegías,
y en medio de su pecho 
palpitaban los cráteres de la Luna.
 
En uno de esos días sin crepúsculo
se quedó espiando en el traspatio
a aquel pobre diablo sin infierno
a aquel que no tenía compañía;
solamente la sombra de un gato
y la agazapada soledad de sábanas.
 
Después entró por la puerta de enfrente
como huracán sin ojo, sin frenos;
yo anduve listo, la colme de guirnaldas
y ahí estaba ella, llorando junto a mí.
 
Desde ese día prometí: 
amarla
respetarla
honrarla,
en la salud y en la enfermedad
en la riqueza y la pobreza
¡Y ni que la muerte nos separe!

lunes, 3 de junio de 2013

Colibrí de obsidiana


En la metamorfosis del vidrio volcánico
el añico acorazado de cada una de mis cárceles. 
No sé, si dentro del vaivén de las alas
hay un elixir que sostiene mis notas.

Es inexplicable el sabor de los barrotes
salvo cuando las consonantes custodian,
ahí es donde las vocales hacen su entrada 
en el pálpito constante de las paredes del sigilo. 

A veces he sacudido mis alas
queriendo levantar vuelo
y las tenazas han cortado mis plumas.

Tanta es la elegía que agoniza en mis ojos
que hasta las tarántulas 
usan como tobogán a mis lágrimas.

He visto como el maremoto se estrella
y mi espalda lo recibe en sus lumbagos.

Hoy llevo puchitos de bóveda en mis vértebras
y mañana, recibiré a la muerte en mi traspatio.

domingo, 2 de junio de 2013

Mordida de furia


El vaho cloacal del izquierdismo, 
el derechismo o el capitalismo:
son tres jodidas cosas de lo mismo.

Es hora de escuchar la lágrima del viento
y hacer de nuestros dientes los colmillos
para rasgar un poco la carne de los amarillos.

sábado, 1 de junio de 2013

Rojo espíritu

Espíritu en rojo de José Solórzano (Costa Rica)

Te besaré en la niebla.
Luego me iré
y mi alma quedará pintada
en tus labios carmesí.

Sé que terminaré retornando a ti:
como el éxtasis al cuerpo 
como agua en raudal marítimo
como furia al círculo de fuego.

Veo como la noche muere
y la mañana llega moribunda. 

¡Amor!, ya es hora de despertar
y vencer a la dimensión distante.

Hoy revivo en ti como recuerdo
y luego de entre tu dócil vientre
resurgiré al final de los nueve meses.