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martes, 30 de abril de 2013

Xayacatepec


A: Miguel Ángel Hernández Hernández

En este diario de asfalto y señoríos: el pálpito de las nubes, arterias de Jayaque, calles de máscaras, doncellas de maíz purpúreo, cerros de coplas, racimos de enmascarados. Allí en el núcleo de la Cordillera El Bálsamo, yace asentado el pueblo histórico; a través del borbotón de las tradiciones de los torogoces, el café que baila en la taza de los turistas; mientras tanto, los árboles en su vaivén tropical, danzan a la par de Los Cumpas y sostienen el rumor de nuestros Clovis. No obstante, en el cacaxtle, oculta entre harapos, la libertad en grilletes, aquella que rompe sus cadenas al llegar a La Cueva sagrada. Se mece a cielo raso: la acera incondicional, la lámpara del orgullo, el teatro que vuela sin alas, pájaro que dona sus plumas al andrajo que deambula. En el tabanco del tiempo: las casas de más de un siglo de tormentas, los escarabajos de plata, el polvo hermético de los espectros, el predio cafetalero, las piedras esculpidas por las manos centenarias de los años; por ahí, entre codornices, yo, haciéndole alas a las calles, cambiándole el tanque de oxígeno a los conacastes y a los laureles de algunos héroes; en mi estudio: las páginas que se vuelven piernas, caminan solas, sollozan solas, palpitan solas; ¿escuchas el rígido suspiro de las arrugas?, aconsejan al pistilo perfumado de las amapolas. ¿Escuchas la salida del Sol?, dispersa el entrecejo de la bóveda celeste, le promete un crepúsculo suave de guirnaldas, acompañado de un té de jazmín y una alacena repleta de semitas. Allá nos veremos algún día Xayacatepec, en esa ruta de olores y fragancias etéreas.            

lunes, 29 de abril de 2013

Vaivén


En el balcón de tus olas: abrasando suspiros, haciendo cohesión del deseo; hoy, manejo con cuidado sobre tus curvas, escojo las veredas para llegar al punto exacto de tu centro; en las aceras, temblores que provocas sobre la cerámica de mis ojos. Mientras te estrellas en las piedras de la pupila, el poeta se desvanece en la bruma de tu niebla, escoge el taburete de espinas y se sienta sobre él. Sin embargo, tú, dulce ola que deambula por las calles de mi pueblo, dibujas arrecifes en tu cara, ─¿acaso importa?─, pongas lo que te pongas, eres sirena de mis mares. En el cuello del cuaderno que soporta las lujurias pasivas, las heridas crudas de mis líneas, el alfabeto de lo alfa, guijarros que colman de vértigos al final de los versos. Entre vaivenes y desplazamientos de tu cuerpo: la dulce sinfonía de la hojarasca, el perfume que perfila los olores tétricos del ambiente, la sombra que dice amar a la poesía, crepúsculo que se pone a plena luz de la noche. La expresión que subyace en tu sien, ¡lo dice todo!, ¿te das cuenta?; en los a menudos, el tiempo que muere a cada segundo, me dice lo que demuestras, eres pálpito en nuestros poros: a veces, con furia arremetes contra nuestros sentimientos, matas con la daga de tus fragancias, mutilas la retina del vicio, golpeas con fuerza las arterias; en tu cosmos cálido: el hermetismo esbelto, etéreo, que encona los dedos, dedos que fenecen en el asfalto de la cuartilla; luego, como éxtasis, la sábana de tu figura, que entrecorta mi respiración; mas cuando apagas por un momento el cauce del capitalismo, yo me siento sobre tus olas y cruzo el cielo a caballo. ─Me es verosímil ahora, el poder tocar tu pubis con la pluma y causar el orgasmo en el lector de olas versátiles.        

sábado, 27 de abril de 2013

Sin sentencia


En mi tierra hay muchos establos:
nada más que los cerdos de oro
andan sueltos y a diario engañan.

viernes, 26 de abril de 2013

Tertulia ecuestre


He recibido golpes de páramos en el pecho,
mientras los tétricos alelíes del candelabro,
vislumbran frente a los pozos del deseo;
hoy, me beso con las olas, testigos los caracoles,
le hice el amor a la arena, me quemó el orgasmo.

En el pálpito incesante de los tumbos:
los labios que dejan su huella en las páginas,
el aporte de aquellos poros a la literatura,
los garajes del espejismo, rubíes en construcción;
tú: mi espejo, mi vida, mi muerte, mi resurrección.

Entre racimos y ramajes: el sin embargo traslúcido,
traspatios de corales, arrecifes de gran moldura,
cordajes de gran voz, sopranos aniquilados;
en la partitura mal analizada, la sinfonía nula,
noches dormidas en arañas, camas con clavos.

Al amanecer, el caballo besa el palpitante labio sin caricias; hoy, busca aquel suspiro que le quito el averno: razón de petates, razón de sábanas sin reloj, resuello purpúreo en los vértigos solitarios de Perséfone resucitada.

jueves, 25 de abril de 2013

Tertulia hermética


Veo desde el iris, como el campo se transforma,
en penurias, el traspié de las vacas y los cerdos;
la melancolía, un vago sentimiento ensimismado,
sopor de pasos y flechas, arcos sin arquero. 

En la cuna de lo verosímil y lo inverosímil:
el andrajo y el harapo del espantapájaros,
los infiernillos de las gárgolas vomitadas,
fetichismos de ciegos, juegos de azar. 

Ahí va volando el billete en el hocico, 
caries y sarros en la mesa puesta:
pulgas, sanguijuelas, zancudos, moscas,
mordidas por huellas, votos secos en urnas.

Después el hermetismo de la silla,
demencias sufridas por el ego;
plato del día: ¡sopa de engaños!,
bella durmiente envuelta en espinas.

─No dejo de perturbar a los gusanos, tampoco dejo que se alimenten de mis entrañas; sin embargo, mis poros no son suficientes, necesito más, más... y más; inyéctame lucha amor, inyéctame para volverme un loco más sensato

miércoles, 24 de abril de 2013

Tertulia gótica


Entre pernos y estacas: lágrimas negras de navíos,
medias purpúreas, noches cansadas sin tregua;
venas entrecortadas por el pálpito del reloj,
uñas que hieren, ojos que tocan el cielo.

Entre labios y astillas: la triste sonata de invierno,
péndulos en fosas nasales y clavos en la garganta;
manos inyectadas de smog, tiempo resquebrajado,
oscuras aceras que vislumbran, acertijos góticos.

Entre tumbas y acequias: cauce natural de la sangre,
pájaros que cantan ópera gutural, cisnes que mueren,
navajas que aniquilan la arteria, anillos de grilletes en robo. 

Entre páramos y nosotros: cáncer del desierto,
árboles sin savia, tatuajes de añil sin lengua;
ojeras de millones de eclipses, noche pronta,
posible caos en el cataclismo universal.

─Mientras tanto, a la orilla del río atravesado por el pirsin: el reflejo cadavérico de mis vértigos, la corona de espinas del cuaderno, la caja donde no guardo los recuerdos, sino la lucha permanente que mantengo contra las libélulas; ¿es posible morir sin morir?, ¿tú, qué crees?

martes, 23 de abril de 2013

Tertulia etérea


En la austeridad del andamio,
el paraguas de lo etéreo;
en los dinteles de la bóveda,
la bandada de pájaros inertes. 

En el pálpito de las nubes,
las caricias frías de la Luna;
en el tizne asfixiante del humus,
la furia de los bardos de colores. 

He viajado hasta ti, en peces,
busco una tormenta donde cubrirme,
estás irritado, solo, recibiendo solamente. 

─¡Los lienzos de mis mantos purpúreos,
quieren ser hallados sin caja en páginas!

─Por eso, en lágrimas, mis lirios que tiñen de colores etéreos, confeccionan seda en tus hilos herméticos; sin embargo, guardo hoy, cada hilo de enjambre y sostengo el panal literario de tu camisa. Es verosímil la capa de moho que cubre la piel de tu pecho, es verosímil el llanto del vértigo de tus vellos. 

lunes, 22 de abril de 2013

Tertulia natural


En el fondo del pecho del colibrí,
los lares vertiginosos de tus espasmos;
en los cenotes que aguardan tu calidez,
la calma y la sutileza de tus pétalos. 

Me es inverosímil la sien que te adorna,
ya no hay hadas en el paraíso de tus pantanos;
sin embargo, revivo tus raíces de los escombros,
acoplo mi respiración a los tallos de tus labios,
mientras, sostengo en mi mano tu corazón enfermo.

El ósculo de boca a papel se hace dulce,
la hojarasca se vuelve un torbellino en la lengua
y mis letras se vuelven rocío puro en tu boca. 

Solloza en silencio la pupila rellena de espinas,
solloza y llena el cántaro de barro del poema;
me baño en tu cauce y nuevamente te extraño.

─Nuevamente te extraño y recojo del abrojo, a tus ojos de ermitaño; me angustio, fenezco junto a la escarcha que corroe el poro inflamado de tus abetos, pinos, conacastes, cedros y petunias, que un día fueron un arcoíris sin jabón en el clítoris dócil del orgasmo del cielo. 

domingo, 21 de abril de 2013

Tertulia pétrea


En esa ruina de espasmos y vértigos:
el sufrimiento de las petunias que adolecen,
leopardos que las piedras socavan,
guijarros fritos en la sartén del esperma;
abejas y mantis, un solo círculo hermético.

En la hojarasca eyaculada del vidrio: 
el sabor pétreo del almacén en venta,
ánimos desnudos del cuervo virgen;
a través de zapatos y plataformas, adoquines,
adoquines de miel y sal, triste digresión fusionada.

En la cornisa del dintel apresurado:
aquella eyaculación en los senos de la sábana,
amaneceres de mariposas en la cartera,
derrames de estaciones sonámbulas
por aquel minuto del resuello asfixiante.

─Mar de fondo, en la trampa no caeré, es cierto, me causas fisuras en las neuronas eróticas; sin embargo, me conformo con morder tus medias y terminar explotando en los labios del cuaderno. Me has tratado como andrajo de limpieza, me has tratado como cuchillo de plumas escarlatas; soy para ti ahora, un plumero para tus lágrimas y un payaso para tus tristezas.

sábado, 20 de abril de 2013

Tertulia utópica


A veces, al idealismo subyacente de mis poros,
le da por columpiarse en los abismos del arcoíris,
sentarse y hacer burbujas con la aguja del ojo;
luego, como río que brota de las piedras,
como arte de magia, el suspiro sencillo,
se acopla a las trampas ligeras del amor. 

Sin embargo, a veces se resquebraja mi navaja,
pero busco piedras de afilar en los cisnes;
hay épocas y estaciones donde el pájaro no llega,
¿no lo crees así amor?, el pájaro quiere lluvia,
pero creo que a la lluvia la volvimos loca,
razón por la cual evade nuestro planeta.

Leo el periódico y no encuentro tu noticia,
¿acaso has desaparecido ante el crimen?,
¿acaso has cerrado las nubes con smog
y todavía esperas al trueno de justicia?;
¡contéstame!, dime si este instante
te causa misericordia, los ríos te esperan,
también los poetas con sus liras desafinadas. 

Yo, soy parte de ti; es cierto, ¡ya no hay fábulas!, pero en este refugio te espero y te recreo mi fábula; ya no solloces, mejor déjame dormir una vez más entre tu pubis y despertar creyendo que el capitalismo, ha sido puesto en cuarentena; para luego, ser eliminado como virus informático.    

viernes, 19 de abril de 2013

Tertulia nocturnal


Todavía, platico con las piedras:
ellas entienden mi rumor de alas,
ellas comprenden mi delirio justiciero,
ellas intuyen lo que de mi pecho brota,
ellas me besan y dejan su pétrea soledad.

En las aguas de mi socialismo,
el cristalino roce de tus piernas;
en las huellas que dejan mis zapatos,
glóbulos rojos a punto de espejos;
en la trasluz del entrecejo sonámbulo,
los puchitos de amor de aquellos días.

Me haces falta mucha amor,
de mis arterias no te alejes más;
vuelve, vuelve como el tren a su vía,
vuelve como el polvo a la tierra,
vuelve porque estoy muriendo,
fenezco de hipotermia de sílabas. 

Cayó la noche en mi cuaderno y borró las líneas que con mis frías lágrimas escribí; hoy, para ti, mi féretro envuelto en pétalos caóticos; es agonizante el amor, cuando se mata desde adentro; es inevitable la lejanía y tan larga espera. Revive mis osamentas al amanecer, ¡amada poesía!, deja que duerma una vez más entre tus piernas y juegue al bardo, en tu manicomio de espadas.      

jueves, 18 de abril de 2013

Tertulia marítima


En la arena mortuoria:
dibujo peces con el dedo,
contradigo al cangrejo,
dibujo esteros con el vómito,
pesco con el zapato de mi lengua. 

Allí los muertos descansan, 
descansan en el insomnio de las olas;
la marea sube y baja, baja y sube la marea;
mientras el vaivén de mis pupilas,
se vuelve leve y libera de cadenas.

En esa quietud e ira del mar solitario,
el cielo besa, calma y lo libera de espíritus;
es verosímil la danza de los muertos,
a veces, me da por enflorarles la guitarra.

─De repente, la tormenta apunta mi nombre, mis pulpos escupen a la señal de peligro; mientras los pelicanos atrapan las escupidas, los cuervos que me acompañan como relámpagos, confrontan las olas y yo muero cubierto de rocío trocado en el mar.

miércoles, 17 de abril de 2013

Lo que pienso del ataúd que arrastras en tus ojos


Cipreses quemados en el fósforo de la sílaba, esqueletos jugando con la bola de estambre del gato obsceno, ataúdes que entierran lágrimas en las pupilas de las aceras; orejas que oyen al ojo, gritar ecos de muerte: piernas envueltas en ardientes fogones, dedos mutilados ante la navaja de la sociedad, agujeros negros en la muela que rebalsan la taza de té, rodillas agazapadas en la pensión del glúteo; noches, noches, noches y más noches, que se estrellan en la madrugada; aldaba erótica, aldaba que rompe en llanto y escupe balas de sus poros; senos de escopeta y muslos envueltos en sábanas; caderas pintadas en escudos y cintura amarrada al blues de los bardos. ─Estoy perdido y hallado en el laberinto de tus pechos, buscando una solución al resquebrajamiento de mi espíritu: ¿qué es lo que florece en la cuna de tus vellos?, ¿qué es lo que surge como daga de tus labios?, ¿qué es lo que te mata cuando te muestras?, tú me lo dirás amor. Mientras tanto, entre golpes y trallazos: letras, sílabas, abecedarios, palabras de quebranto y elegías que perturban el manso caudal del poema; raudales que acompañan al poeta maldecido, grilletes que diseccionan los escombros de aquel que pensó diferente. Allá en la pradera: zarzas bebiendo el licor tiznado de los árboles, girasoles que mueren en manos de abejas tatuadas, venados que gritan como espectros: ¡ya no existimos!; tortugas que llevan en sus lomos el sinsabor del colmillo afilado de la injusticia, conejos que ya ni saltan, sino que se ahorcan en el árbol más cercano; todo esto, parece una película de ciencia ficción; sin embargo, es la caótica realidad en la que los peces saben a petróleo y el agua a mierda estancada. Todo esto, es lo que pienso del ataúd que arrastras en tus ojos; ¡perdóname poesía, por usarte en el caos que sufre mi amada Tierra!    

martes, 16 de abril de 2013

Aquello que una vez perdimos


En aquel tiempo: en donde los trompos hacían agujeros en nuestros bolsillos, sandalias de carne y uñas de tierra, canicas de oro; turnos humildes e inolvidables: juegos de ronda, cucas peludas, hoyitos, trompos que bailaban junto a nuestras sonrisas...; así nos vigilaba el torogoz, vigilaba el sube y baja de nuestras espaldas. Después que la naranja mecánica, destrozara el vidrio de nuestros juegos, destrozó también al lienzo sano del tiempo; nosotros crecimos y no nos dimos cuenta de aquello que una vez perdimos, de aquello que en nuestras células nos unía como amigos y como hermanos, de aquello que nos alejaba del vicio, de aquello del cual el orgullo salía, de eso que todos llevamos dentro y la generación nos impide que saquemos. Hoy, lápidas ambulantes en las aceras, amapolas a media luz, gritando ¡soy una puta!; colibríes que con sus ojos de girasoles, desnudan al espasmo que camina sin cautela por las calles adoquinadas del pueblo; tanta es nuestra maldición, caminamos como el equilibrista en la cuerda floja y agarramos de vara las piernas o las nalgas del clavel en cinta; es peligroso cuando el cuervo sale en la televisión, le da por sacarnos los ojos a punta de consumismo y echar nuestras canicas al río que nace de la montaña enferma. Ciegos y jugadores: sentados en la mesa redonda, jugando naipes con el dinero del pueblo, dando me gusta a la página del exterminio, durmiendo la siesta en el trono de las cloacas de oro, sacando lustre a la silla abismal de la política; mientras tanto, en aquel cantón donde el agua es una sustancia sólida (un lago de barro), los caites duermen en el colchón de la chinche, toman del agua del cactus y abonan el campo con sus letrinas naturales; es poco lo que se puede hacer sin una niñez educada, es poco lo que se puede hacer sin una cultura propia.     

lunes, 15 de abril de 2013

Amarrando el tiempo


Pespuntando cultura a través de las arrugas, 
arrugas que amarran generaciones de insomnio, 
generaciones de orgullo azul y venas que florecen, 
florecen como sudor en el canasto del vértigo: 
arrugas, 
generaciones, 
venas, 
sudores,
vértigos. 
 
¿Será posible verter la saliva en el trasfondo del petate?, ¿será seguro caminar entre espejismos y luego venderlos como mercancía?, pronto las sandalias se verán afectadas por la nariz del fuego; me veo en aquella choza: hilando cipreses, vomitando junto a la digresión del poema, recibiendo espasmos en el traspatio del silencio; ambos sabemos en donde le aprieta al alambique; sin duda, las flores que adornan el cabello de los ancianos del tiempo, servirán de almuerzo para el capitalismo agusanado. También y sin embargo, me limito a pensar que las bolsas plásticas de la muerte, son símbolos y canastos que se venden como droga en el tabanco de la morgue.

─Hay canastos y paradojas en este féretro de polvo, hay digresiones que amenazan con herir los sentimientos del petate, ¡hay esperanzas!, los vates todavía existen y luchan. 

domingo, 14 de abril de 2013

Más allá del crimen


Estabas tú:
desnuda, 
muerta,
sin muro,
sin pétalos;
maté tus emociones, 
sí, tus caricias;
¡cometí un crimen!,
hendí mi navaja
y no te valoré.

sábado, 13 de abril de 2013

Soneto trocado


Tus hojas caen lentamente en versos
trocados por la anarquía de mis venas
explotadas por los hilos perversos.

Tus piernas en mis poemas diversos,
abrigos, camisas, guitarras, penas,
ubicadas en fusiles inversos.

Zapatos de piel en brumas azules
que adornan la nalga de las estrofas,
retinas desgarradas por pijules
a punto de cocinarse en estufas.

Llegué al final para que manipules
la dulce sinfonía de las ninfas,
y que con hermetismo le estrangules
la vulva alegórica a las estrofas.

viernes, 12 de abril de 2013

Poema dentro de la arruga

Pintura de Max Liebermann

Doncella de mantos antiguos, 
te escribe este vate en querellas,
con palabras en suspiros envueltos... 

Huele a eucalipto tu olor:
duerme la hierbabuena, el mirto,
en tus bolsillos llenos de achiote. 

Los sonidos en tus andadas:
óperas que no mueren, 
que no envejecen
ni se arrugan; sólo viven. 

Sandalias de batallas infinitas,
arrugas de siembra del maíz, 
vestidos de manta y pelos,
canas vestidas de plata.

Delantales de armario, 
banqueta de historias,
espalda de cacaxtle,
ojos de ojo de agua.

Manos bordadas en seda,
labios que besaron el tiempo,
mangos en pómulos rosas,
arrullo de verdes capullos.

jueves, 11 de abril de 2013

Vampira prosaica


A veces, me dan ganas de llorarle al viento, de gritarle a las sordas paredes; voy rompiendo cadenas, en el durante del camino oblicuo, del espíritu pétreo de la naranja gótica; mientras tanto, el cuervo en su hábitat de páramo, la araña en su telaraña de entraña volátil, el cerdo nadando en su letrina de mármol, los zancudos dando el vómito a sus hijos; este Titanic no se hunde ni escupe al aire, ─solo, solitario─, cambia de digresión vacuna a realismo de encrucijada. Se ve oscuro el destino, el destino que no existe, ¿qué no existe el destino?; a diario: caminamos en las calles de las pestañas resquebrajadas del pobre suelo, caminamos en los pezones secos del laberinto del bosque, caminamos sobre la mierda expulsada del trono, caminamos y respiramos el pálpito del poro angustiado; es importante recalcar: que las cruces sembradas en los muslos del navío, se hunden poco a poco y determinan un siglo de muerte y de pirámides de esqueletos haciendo fiesta en los burdeles del núcleo. A menudo, el alcohol se viste de puta, los ciegos ensanchan su ego y su machismo, y beben del néctar carrasposo del cáncer; después el sanitario, un hospital de vómitos y perillas del diablo. Me duele vivir de la digresión del manicomio, le pido perdón a las arterias de los árboles, le pido perdón al silencio que me envuelve, le pido perdón a los muertos que me hablan; tanta es la agonía, la tristeza, la soledad, los versos que se esconden en los tanques de la sangre, las campánulas, las hiedras, las campanas que tocan la última sonata de mi teatro; este a veces que vuelve de la prehistoria, como dinosaurio pidiendo una terapia para sus dolencias, esta fiesta de esqueletos, que me incita a tomar del vino prosaico de los senos de la poesía. ─Estoy envuelto en sábanas de cactus y mis poros tiritan de frío, muerden mis dientes una vez más, la dulce fruta de la justicia.        

miércoles, 10 de abril de 2013

Entre arenas y caracoles


Hoy, los pájaros y los páramos: sin lumbres, sin traspatios, sin dinteles; muertos que escupen en la alfombra agujereada por la industria, nidos envueltos en tiznes y petróleos con cerrojos de huevo; ¿habrá hollín en el caracol de las políticas?, sin duda, preguntémosle al caracol que suena a la fuerza y que poco a poco gobierna en su pecho el alfiler del fósil explotado. Hasta Afrodita ha terminado cosiendo prendas en la hojarasca del averno; sin embargo, me ahogo al respirar la bola de estambre que pende de las agujas del viento enfermo, me ahogo tomando el agua cristalizada sin alambiques, hasta Afrodita ha terminado cosiendo prendas en la hojarasca del averno. Estrella, Luna, Sol o estrellas, lunas, soles, cuerpos heridos, por la putrefacción o el karma de la Tierra ya zombie. Musa teñida de olivos y campánulas en vómitos, la choza única del espasmo, la que no le importa perder su virginidad, su vida, sus arterias, su sangre, sus hijos; aquella en donde el oro es un círculo que envicia el asterisco o las comillas; aquella en donde la masturbación termina siendo una eyaculación de perros y gatos; aquella en donde la educación es lanzarle misiles al corazón inflamado. Ayer se me hizo agua el abecedario y ahora el vértigo conmueve y saca de las letrinas, el dulce aroma natural de los poros enterrados, tal cual un árbol que da frutos, luego semillas y por último fenece aserrado en el aserradero de las sanguijuelas.            

martes, 9 de abril de 2013

No tengas miedo, poeta...

El parque del poeta (Javier Arturo Molina Henríquez)

La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Roque Dalton

No te pongas bravo poeta, 
la vida es una ruleta de circo,
donde tú no eres el centro,
pero hieren navajas tu pecho.

Pero, toma el poema, estrújalo,
hazlo tuyo, hazlo de todos;
aunque mañana el ciprés
adorne tu cuello y lo ahorque.

Recuerda: que cada palabra
es un arma que no tiene balas,
pero si mata con su justicia.

Ruiseñores desplumados,
que atormentan el crudo cielo;
alcemos el vuelo y demostremos
nuestras heridas plumas al pueblo.

lunes, 8 de abril de 2013

He nacido


He nacido de los poetas y ermitaños antiguos, 
he nacido del estiércol literario de las vacas;
mis padres, humildes ajos sembrados en mi pupila. 

Hoy, he nacido, nacido sin ego, sin nada;
he nacido de las jícamas de Tonacatepeque,
he nacido de las entrañas de El Salvador.

Aquí se dice y se sostiene el trabajo,
aquí los páramos no son inverosímiles,
aquí los pétalos deambulan por las aceras,
aquí los viernes tienen rumor de holgazanería.

Allá las campanas suenan de bala,
las amenazas, coronas de espinas;
lienzos de andrajos y espadas,
vistiendo pelos de guerra silenciosa. 

domingo, 7 de abril de 2013

A ti mujer


Pubis de vellos apacibles, 
pubis de bellos parajes,
vives en casa de pesadillas,
vives en caza de lujurias.

Allá, rallas el orégano,
aquí, rayas al colmillo infausto;
se observa:
claro, oscuro,
traslúcido, obscuro,
claroscuro el aroma de tu piel.

Mentiría, si digo que no te pienso:
es irreversible el credo de tus campos,
es irrevocable la nota que escribo,
es insolente de mi parte el escribirte.

Embargo y sin embargo, la noche me castiga,
noche negra vestida de luces rojas,
que portando la enagua del insomnio,
muerde a dentelladas las nalgas
de aquella amapola que perdió lo perdido.

─Enardezco cuando la mierda en su letrina,
estropea el verso del fruto del olivo.

sábado, 6 de abril de 2013

A veces...

Pintura perteneciente a Pedro Jiménez

─Me limito a pensar: 
que las tarántulas no tienen tentáculos,
ni que mi cuerpo está hecho de polvo, 
ni mis letras de vértigos inconclusos.

Hay veces en que la carreta 
encona al ojo del pie, 
las pezuñas de los kilovatios,
aplastan el bolsillo de la lengua;
sospecho, que el cuerno de chivo
vigila las balas de mi pluma. 

Por ahí: he vivido entre mierdas y espermas,
he cogido piedras y me las he tragado;
pero ahora, la alegoría de la esencia,
pone su puchito de rock en la conciencia
y perfora el estribo de los burros hipócritas. 

Hay muchas tormentas en mi lengua,
hay millones de escarabajos peloteros,
viviendo en el dintel de mis ojeras;
ya no tengo mucho tiempo en el tiempo,
sin embargo, el éxtasis llega como esquirla 
y flagela las líneas férreas de mis venas.

¡Hay almas aladas surcando el cielo!   

viernes, 5 de abril de 2013

Sin miedo a morir


Bien; ¡ya lo sé!: ─La muerte 
está sentada a mis umbrales...
José Martí

Sin miedo: a pintar en latino,
versos de combate aromáticos,
luchando juntos, en camino,
dejando versos emblemáticos.

Escucho: lámparas en vino,
escalas en pubis cromáticos,
desnudas camas de gris lino
y dementes blues acrobáticos.

Noches de versos escribí,
versos de noches a Martí,
Martí, mártir del pueblo ¡Cuba!

Agazapado, herido en ti,
escupiendo lo que comí,
hoy, muero soplando la tuba. 

jueves, 4 de abril de 2013

Pa'l matador, matado


Mi mal es rudo; la ciudad lo encona...
José Martí

Si hablamos de matar, mis palabras matan...
Los Fabulosos Cadillacs

Pa'l matador, matado,
como tocororo bajo el fuego,
bajo el fuego del plomo;
emboscado por tres balas,
te hirieron de muerte.
 
Hoy, te apodo "El matador", te estoy buscando,
en mi enconada barraca te estoy esperando;
afilando mis palabras con el plomo de tus palabras,
gritando a las láminas: ¡independizaste a la independencia!,
Cuba, Cuba tuya, Cuba mía; no te has ido amigo mío, 
incluso tus esquirlas viven en la conciencia
de los calcañales del cerebro del pueblo;
escucha como gritan tus palabras, ¡escúchalos!,
desgarran sus gargantas y escriben tu sangre. 
 
Ilustro el momento en que junto a tus mambises:
derrotaste a la maleza, escupiste a la guerra,
escupiste palabras a las carroñeros espectrales,
escupiste a la muerte; luego, vino el descanso
y agarró tu cuerpo como títere del polvo;
José Martí, ambos sabemos que vives, 
vives en los bolsillos de la herida,
vives en el nido de los pájaros jóvenes,
también en los nidos de los ancianos,
pájaros que hoy izan su vuelo sin alas.
 
¡Oh verso amigo, verso punzante,
de quejas, verso de plomo,
de orejas y ojos mutilados, ─¡ciegos!─,
versos del silencio ecuestre y de riegos!

Vendavales de libertad, 
cierzos con sangre combativa;
hay poca sangre en cada herida
y poca justicia sobre la unanimidad. 

─Mis ojos lloran raudales y mi lengua entrelaza 
las fronteras, fronteras hechas de grilletes de oro.

miércoles, 3 de abril de 2013

Jauría de cenizas


Ocasos vestidos en sayales de cenizas, 
papalotas que anuncian muerte 
en el tapiz de los periódicos; 
animales destrozados en la piel de la tierra, 
oscuros vómitos que infectan el pozo de los pobres; 
frente al ciprés, la mañana escaldada y los pájaros 
sedientos de libertad; allá, en aquellas rejas, 
la guacamaya con sus ojos templados
en el barandal de la cerca mohosa, 
pide liberación a los que pagan centavos por verla. 

De por sí, los hospitales deambulan 
en cada acera del orbe, 
pero se niegan a curar y atender 
a los vecinos tribales; 
por otro lado, el cenicero, 
el tizne que socava el ojo hilado 
en los calzones del árbol torcido; 
los colmillos, dientes engarzados 
en la tortilla envuelta en fertilizantes, 
sí, comemos veneno a diario, no fenecemos; 
hoy, nuestro cuerpo se acostumbró a la costumbre, 
¡lengua!, paladar de licuadora y astillas de humo de carros.

─Este día, le he puesto más patas a la banqueta.     

martes, 2 de abril de 2013

¡Ya no hay fábulas!


El miedo ha oscurecido la moraleja del páramo, en silencio, el río pasa en medio de los senos, los aplasta; luego, la hojarasca pende del sombrero y penetra en las grietas del poro; ¡ya no hay fábulas!, sólo la risa sarcástica del bardo oscuro, contando chistes en forma de cuentos, chistes con sabor a consumismo.

Estoy, sentado en un nido de hormigas,
hormigas que perturban las pieles,
pieles que aún conservan la dermis,
dermis que tirita a diario  con sangre
por las locas escarchas del cataclismo.

Sé, que en medio de los escombros:
yace aquella fábula de piscuchas,
piscuchas que hoy han muerto,
piscuchas que ya no vuelan,
sino que se esconden 
de los vientos de octubre.

A veces me da vergüenza
pervivir en el traspatio,
matando avispas y 
dándoselas a las hormigas.

─Aquí, yo como el conejo he muerto, la tortuga enterró mis restos y ganó el premio nobel; solamente, cuando el féretro camina solo, sin ayuda, la fosa alcanza el éxtasis y moja la tanga del erotismo del habla.

lunes, 1 de abril de 2013

Interpretación de la brisa


Tiende a caminar el zapato en el aire:
las flores de las cañas, sacuden el hollín
del sinsabor de la herrumbre eyaculada;
el rocío vuelve a caer en la desesperación
y los tabancos levantados en las aceras,
sufren la injusticia social de los clavos;
duermen en camas de fuego y cenizas,
las raíces tiznadas de las nalgas del viento.

¿Ha sido una fiebre o una peste la bifurcación de los ríos?, no puedo decir ¡limpieza!, si las rosas que arrancan el poco líquido de los mantos acuíferos, están vomitando heces al siguiente día; duerme como hipopótamo el sigilo del espantapájaros, el cierzo se escucha y flagela como esquirla la fosa nasal del volcán más cercano; la multitud de gente camina entre vértigos y ventanas por donde transita el humo estridente de las campanas oxidadas; mientras tanto, el espasmo vertiginoso de las cloacas, se emancipa en el pubis de los caudales. ─Sueño con letrinas navegando en las aguas del desierto

En la interpretación de la brisa, 
el smog con su eco fétido 
y lleno de neblina con sabor a estiércol; 
me duele en la dermis, 
la flagelación del clítoris 
y el autorretrato del suicidio de la soga. 

Allá abajo, escupe fuego en el calcañal, 
el sapo-dragón, serpiente de dos patas 
con sus millones de trapiches.

─Es la hora de estar dispuesto a morir por la libertad, 
es la hora de enterrar el cerrojo y abrir la ventana.