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domingo, 31 de agosto de 2014

Tanka


Vestido en fuego
con un manto de llamas
de color rojo,
deja caer sus fénix
y la tierra sonríe.

viernes, 29 de agosto de 2014

Sonido de la vida


¿Alguna vez has escuchado el canto de tu corazón?
Si no lo has hecho, hazlo.
Es como el enciende y apaga de las luciérnagas.
(Oír tu pecho, es oír cantar a la Luna junto a la cascada,
es una melodía, es algo vivo, es algo especial.)
Si algún día te encuentras solo, busca refugio en tus latidos
y hallarás siempre compañía en ese susurro musical.

jueves, 28 de agosto de 2014

Negrura del día


El abismo sonríe. Los muertos ya no caben en las valijas de los periódicos.
─¡No te rías así! No quiero que tu risa forme parte de mis huesos.
Lo fatídico no es algo del azar. Las mañanas se han volcado hacia los grises.
¿Qué se propone la Reina de los Cadáveres?
¿Acaso quiere imponer su propio perfume?
La ternura, Sol marchito, guijarro olvidado tras aquella árida montaña.
(Le tengo miedo a los alambiques, a los alambiques de sombras;
soy humano, el temor es parte de mí, parte de mis fechas.)
Pero amo a la noche, no por su lobreguez, sino por su pureza;
y por la pasión que guardan sus luciérnagas, me vuelvo felino.
Ya no hay mañanas de rocío, solo mañanas de dolor, lágrimas sin sal.
En mis sandalias, el rastro de un susurro poco inusual,
un susurro de sirenas, advertencia de muerte sobre el mar.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Mundo fantasmal


Sé que no son pájaros los que invocan tinieblas.
Sé que no son laberintos los que susurran presagios.
¿Qué hallaremos al encontrar el umbral?
El respiro se ha vuelto espiral, veneno cobrizo.
¿Tendrán sentimientos las navajas? ─Me dices─
y no sé si el péndulo vacila al desmantelar el silencio.
─Ávidos volvemos siempre y nos envuelve todo cuanto chorrea.
Tras la herida, el suicidio nos invita a besar la muerte,
pero solo el cobarde besa los pies de los espectros y se une a ellos.
La sangre sigue su curso, el musgo colgante me lo dijo.
─Llegará la hora en que las sombras se traguen tu cuerpo
y los gusanos jugarán con tu alma hasta verla podrida.
¿Cuánto vale la espera? ─¿Crees que voy a esperarte?
(Al igual que el río, seguiré por pespuntar el musgo del suplicio
y aunque tú no me esperes, me tendrás que guardar junto al viento.)
Al fin de cuentas, nunca, pero nunca, me verás morir frente a ti.

martes, 26 de agosto de 2014

Líneas del armario


He oído decir a muchos que los perros hieden;
pero en realidad, a los humanos les hiede más el alma.
Construyen grandes jaulas para entristecer el canto de los jilgueros,
levantan presas para sacarle sangre a los ríos y a los árboles,
fabrican armas para poblar de ánimas a la noche,
pisotean el bosque para establecer carreteras y cloacas,
implantan desagües en el paladar cristalino de los ríos,
invierten en petróleo y desangran aún más los ojos de la Tierra.
(Muchos de ustedes ya conocen el grito de la sangre.)
A veces, nos cuelgan sus camisas manchadas de muerte,
corbatas infectadas con eso que le llaman corrupción,
pantalones rasgados, faldas mutiladas, me recuerdan al purgatorio.
Una vez más, pruebo con indiferencia el sabor de la herrumbre,
como si no pasara nada. Lo cual es falso. Ellos veneran monstruos,
construyen fetiches y doblan sus rodillas frente a un puñado de gárgolas.
El llanto es cosa de muertos, pero me doy cuenta que estoy hecho de hijillo
y la naturaleza me reclama por volverme inerte e inverosímil como ellos.

lunes, 25 de agosto de 2014

Hormiga


Ella. Conoce las grutas del hijillo.
Es la última verdugo, es la reina del patíbulo.
Conoce el lenguaje hermético del frío,
sabe cuando llueve, sabe cuándo la tierra tiene hambre.
No le importa si los árboles están en huelga,
no le importa si el crepúsculo se vuelve negro.
Negra su casa, negra su ponzoña.
En ella, el poder de la unión, derroca hasta el escorpión más cruel.
(Ella, solo ella, es la primera en responder al estertor.)
Su regalo, un beso; sin embargo, a veces, muere en el acto.
─Pero queda en cada una de sus patas, los seis veredictos de la muerte;
mientras por sus venas, corre la sangre de un millón de sombras.

domingo, 24 de agosto de 2014

Tanka


Mucho más grande
que la pálida muerte:
tu cauce diáfano;
en aquella oscurana
fuiste mía y del cielo.

viernes, 22 de agosto de 2014

Danza de lluvia


(Juguemos a invocar lluvia, a ser nube.)
Dancemos al igual como lo hacían nuestros ancestros.
Hagamos brotar agua del polvo
y regalémosla al sediento.
Hay que desafiar a los relámpagos
y hacer que sus rayos se apacigüen.
Enviemos mensajes, mensajes de albor,
salgamos a la calle y pintémosla de rocío.
Hasta entonces se acabará la sed
y los cantos ya no serán áridos como la miseria.

jueves, 21 de agosto de 2014

De paso

De paso entre las nubes - Corina Simplu

La lluvia y el viento,
enemigos antiguos.
Me inundo en lágrimas
y los árboles reciben el hálito de furia.
(Las petunias se ven envueltas en un gran problema.)
El pasto aúlla, se ahoga, luego la escorrentía voltea el reloj
y vuelve el aposento de paja a quedar vacío.
¿En qué vientre de la Tierra el vendaval es medicina?
Este frío quiere verme morir, al igual que la helada,
al igual que los abetos convertidos en ataúdes.
¡Cuánta sinfonía! ¡Cuánto violín con el corazón dividido!
¡Cuántos los páramos que palpitan en el ojo de la tormenta!
En los vestigios, las jeringas también hacen su templo,
los harapos se tornan inasibles, las piedras resucitan.
Ahora la niebla construye su propia necrópolis,
los despojos son los ladrillos que me marcan hoy
y en silencio, la penumbra ávida de oscuridad,
me ve llegar al umbral y me aprisiona en un beso.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Desentierro


¿Qué odre podrá saciar la sed de las ventanas?
En el ocaso, los guijarros siempre hacen fila para inmolarse;
¿habrá, acaso, esparadrapo para las heridas del horizonte?
(¿Cuántos pocillos nos quedan para resistir a la inclemencia?)
Alrededor del ataúd, las polillas bailan, las luciérnagas tañen
y mis pájaros amarran su canto al mástil invisible de tus pezones;
mientras los caracoles marcan el tiempo, 
mientras el nocturno vibra, mientras el Himno destroza el raciocinio,
mientras las piedras juegan a ser noche, mientras,
mientras yo, escudriño en los signos, los arcanos sobre las olas.
─¿Qué tregua se le puede dar a los cuervos?
Cada vez que sale el Sol, la sangre también sale de las aldabas.
Sería un suicidio el entregarle una alegoría a los mosquitos.
Frente a mí, el oráculo al que Parra inmortalizaba
y al que de vez en cuando sujetaba de los cabellos.
Caer en sus brazos, es adentrarse en una orquídea de luz.
Por suerte, guardé en mi bolsillo una linterna de sombras
y un laberinto de obsidianas para conquistarla.

martes, 19 de agosto de 2014

Hijo de la inclemencia


Tiemblo. Como el niño que teme a los desvaríos bajo su cama.
Tirito. Como aquel pedazo de iceberg frente a las brasas.
Lloro. Como aquella tormenta magullada por el tiempo.
Tartamudeo. Como esa ventana que no logra expresar la inevitable nada.
Escupo. Pero no como esos que escupen a su propia tierra.
Sueño. Al igual que un trozo de espejo que quiere convertirse en jade.
Vuelo. Pero no como los pájaros, vuelo, sin que la gravedad me fulmine
y sin que los rayos me apretujen las cavilaciones.
Exploto. Dentro de una granada, para desactivar su cólera
y ser testigo del arcoíris fluorescente de la noche.
(Sufres. Como una cobra herida por el páramo,
que no puede hallarse a sí misma, y eso, a nadie le importa.)

lunes, 18 de agosto de 2014

Caminos del espejismo


I
Mirar. Mirarse a través del espejo de contrabando
y sonreír como si no pasara nada.

II
Retractarse. Perderse para no ver los andenes
y sus baldosas escupidas por las polillas.

III
Escribir. Escribirse con tiza en los muros incisivos
y luego desaparecer al toque de las orugas.

IV
Como cuando se está muerto y se descubre lo que es el silencio.

V
Como cuando el cuerpo es abandonado en el umbral
y las golondrinas hacen su nido en nuestros ojos.

VI
Como aquella flor de caña que baila tango
y el viento con una rosa entre los dientes
la corteja y la desnuda al mismo tiempo.

VII
(El abandono se hizo disperso. En la estación, nuestros cuerpos fríos.)

VIII
En el fondo, la canción del cisne y la sed que nos mantiene con hambre.

IX
Desplomarse desde un acantilado, como alguien que siempre lo pierde todo.

X
Flores de muerto. Sembradas en la piel del torogoz
y tatuadas en las entrañas de un taburete.

XI
Noches negras. Días sin sombra.
Monólogo del vértigo, nichos a puerta abierta.

XII
Las lechuzas existen, es cierto. También el eco en los espejos.
Lo verosímil es una carta sin remitente.

XIII
Incluso si escribo que las estrellas mueren, es porque han muerto
y nadie puede decirme lo contrario. No estoy solo.

XIV
A veces, la niebla tiene forma de paréntesis inconclusos
y a vos (amor) te toca cerrarlos.

XV
El extravío es un plato de luz, no una pérdida de tiempo.
Lo dijo una jauría, mientras aullaba a la Luna.

XVI
¿Qué vértigo me aguarda en las periferias de la ceniza?

XVII
En lo póstumo, todo lo escrito, cuánto falta por escrutar.
Sale el Sol y nace la nueva palabra. ¡He mentido!

XVIII
Los vergeles son los únicos que saben de lágrimas.
Pues el dolor y la angustia son del tamaño de un botón.

XIX
Algún día comprenderé el lenguaje de las hormigas,
así como el de las tinieblas; sé que de algún modo volveré a mi cuerpo
y conoceré mi propia voz, mi propio féretro.

domingo, 17 de agosto de 2014

Tanka


Observo y pienso
cuán grande es el dolor
de una candela;
sus lágrimas cuajadas
piden a grito un paño.

Tanka


Al levantarme
sigue cayendo lluvia:
no hay solución
ni grifo que la frene,
seguiremos sin luz.

viernes, 15 de agosto de 2014

La chiquilla andarina


La pequeña viajera lleva manzanas
y un par de girasoles para alumbrar el camino.
(En su cesto aún no existe la nostalgia,
ni los espejos para admirar su hermosura.)
No es un vestido el que la embellece,
sino el amor que tiene por la naturaleza.
Sus pupilas no conocen la discriminación,
ya que antes del viaje sus padres la llenan de consejos.
Ella encuentra sapos y brinca como ellos,
encuentra mariposas y vuela como ellas,
encuentra flores y se queda quieta como ellas,
encuentra piedras y descubre la voz del silencio;
al llegar a la escuela, cuenta toda su travesía
y los niños con alegría buscan su compañía.

jueves, 14 de agosto de 2014

Estupor entre las sombras

Imagen tomada de la red

¿Dónde caben los trapos sucios de la lujuria?
¿En qué pocillo la saliva del follaje aparente?
A trasluz, el incienso sucumbe conquistado por Lilith;
sucede que he lustrado las baldosas y la sangre aún humea,
¿quién de ustedes puede asegurar que fue tan solo una herida?
(Llevo las sandalias untadas de erotismo, las libélulas me persiguen,
las mantis quieren que me quede fija como ellas, ─estornudo─,
se me atraviesan las polillas, las orugas me huyen, 
hasta el arcoíris se ha vuelto oscuro y el cielo se ha desmayado.)
¿Quién puede seguir a paso firme el arca del aliento?
Si el viento a diario escupe plomo, las paredes padecen tumores,
el mar sufre de diabetes crónica, la marea, una hemorragia descomunal;
para qué les cuento, si todo esto es una peste irrelevante para su diario.
Ya ni logro percibir los tornasoles etéreos de la Luna,
tal vez ya ha fallecido y el culpable se escuda bajo una túnica.
Quizá algún día tomen a mal mis alegorías, pero nadie le dice nada al tocadiscos
y alguien tiene que decírselo; a veces, la verdad, un alfiler entre la ingle.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Lenguaje de la ceniza


En la gangrena amalgamada del pasto: 
las cenizas y los síntomas del insomnio,
el lenguaje de las brasas, iridiscencia póstuma de los candiles.
(Llega la hora de los tatuajes, segundos envueltos por jeroglíficos.)
En un microsegundo, la vida es arrebatada por las sabandijas;
mientras el sol escupe fuego, mientras los pájaros cavan sus tumbas,
mientras los alelíes se masturban, mientras los bejucos se ahorcan,
mientras las alondras cantan el blues final de las horas,
mientras escucho, mientras lloro, mientras callo, mientras nos besamos,
la deshora nos pone grilletes en las sandalias. 
─¿Qué es el amor? Nos preguntamos al abrir la valija del viento.
Uno sale embalsamado (por si acaso) le toca las de morir como momia.
Uno no sabe si vive en la Tierra o en el infierno después de todo,
respiramos a diario la salmuera del llanto, comemos del abismo,
bebemos del magma y escupimos polvo al enfermarnos.
Sin duda, uno de estos días colgaremos la pluma
y de la tinta, tal vez emerja otra vez aquella lindura de las flores.

martes, 12 de agosto de 2014

La versión de Caronte


Aquí vinieron con cara de honrados y me pagaron con oro. Los crucé al otro lado. Pero antes de eso, me pidieron que no dijera nada, ni siquiera al cierzo, sobre la barbaridad de riqueza que transportaban. Este río se ha vuelto áureo como los dientes del sol enfurecido, no debí aceptar su oferta, ese oro estaba maldito. ¡Ah, pobre de mí! ¡Pobres los muertos corrompidos! ¡Pirañas los estertores que dejaron junto a mi remo! Estoy disgustado, para qué se inventó este puerco trasto, esta cochina deshora. Hoy, hasta los peces me detestan y hasta el silencio de la barca se ha puesto en mi contra. ¿Qué puedo hacer para encontrar a esos tipos? Si el averno es otro universo, al igual que la furia que me ahorca con bejucos de cianuro. Tal vez usted amigo lector, ayude a este barquero a encontrarlos, no me dieron sus nombres, pero sé que se trataba de ochenta y cuatro.

lunes, 11 de agosto de 2014

Monólogo de dos cadáveres


Aquí izamos la bandera de nuestras fauces,
la hojarasca nos saluda, las hormigas nos hacen compañía,
gusanos nos hacen coronas de estiércol en los dientes;
¿acaso escogimos el lodazal para verter más podredumbre?
(Es mediodía, el calor nos vuelve insoportables,
las luciérnagas están dormidas, nuestros ojos han desaparecido.)
¿Hacia dónde van nuestros huesos, hacia dónde van nuestros poros?
¿Qué brasas pueden besar el hijillo de nuestro abecedario?
Allá, el periódico se ha vuelto una letrina bien pagada.
─Ahora nos untamos de irrealidades, mañana nos lavamos la escoria.
Se acerca el crepúsculo y el fuego fatuo nos hace cómplices de la obsidiana;
de algún modo, las gallinas ciegas son malabares y las larvas nos pagan.
─Al fin y al cabo, incluso cuando se está muerto, se recibe un mal salario.
¿No lo crees así forense?

domingo, 10 de agosto de 2014

sábado, 9 de agosto de 2014

Tanka


En esa viña
donde hace su morada
amor y Sol;
muere pájaro erguido
junto a sus fantasías.

viernes, 8 de agosto de 2014

Burbujas de luz


(¿Alguna vez soñaste que volabas
y que tus alas estaban hechas de cristal?)
Nunca te imaginaste que habías volado en serio
y tus papás se pusieron muy tristes al ver la cama vacía.

─¿Alguna vez soñaste? ¿Alguna vez volaste?
Se pregunta tu madre con lágrimas de nubes en el pómulo.

¿Alguna vez te fuiste y abandonaste aquel peluche parlanchín?
¿Alguna vez flotaste como aquella burbuja gigante
y jugaste con los zapatos de tu madre a escondidas?
Ahora ya juegas a ser grande, la Luna lo sabe,
puesto que le pregunté y me mostró el inicio de tu travesía.

jueves, 7 de agosto de 2014

Asechanzas


¿A qué velocidad viajan las sombras?
Esto ya se ha vuelto un acueducto,
un desagüe donde la plusvalía viaja hipócritamente;
¿en qué ataúd cabe la autonomía, las aves rapaces de la deshora?
(Aquí, la letanía del topo debajo de los calendarios roídos.)
Siempre soñé con un tranvía en el arcoíris, un tren con vagones de libertad,
pero la muerte se me adelanta y descascara los rieles de mis ilusiones.
¿Cuántos narcisos hay que enterrar para captar la atención de las cloacas?
Ya me veo debajo de tus pies, lamiendo las heridas del tiempo
y escupiendo al francotirador que vive dentro de la canasta básica.
¿Cuántos laberintos más nos quedan por atravesar? ¿Cuántas canículas?
A simple vista, la sangre y el bálsamo desparramados, comida para forenses;
ya nada impresiona, la muerte ha vuelto a ser popular y todos tenemos la culpa.

miércoles, 6 de agosto de 2014

La calle de los añicos


Lo que queda en las aceras: son entrañas de ventrílocuos,
la sangre de un crepúsculo casi borracho, el néctar de una rosa poco confiable,
las cenizas de un viento en estado de putrefacción, dientes iridiscentes de buitre.
Ya no quedan opciones por las cuales elegir. ─Queda la angustia y sus vendavales,
la agonía y sus costas, los estertores y sus avenidas, la muerte y sus violines,
el blanco y negro de los hospitales, el blues color azul desvanecido del cielo.
(¿Habrán cuevas donde anide la ilusión, los puñados de símbolos
y los mil novecientos resuellos de las alondras?)
No sé. Ya que las pisadas del tiempo, han puesto un cerco en mis pupilas
y eso me pone triste, aunque los alicates me sobren en las pestañas.
─¿Alguna vez has tenido un sueño dentro de un espejismo?
El mundo, las aguas, el vacío, la cara de una moneda que nos asedia
y nos llena los testículos ─si se es hombre─ de un montón de güishtes.
Después de todo, frente al espejo, las sombras de una era mal encajada,
que al fin de cuentas, nos tiñe la conciencia con plastilina de colores.

martes, 5 de agosto de 2014

Fuga de la tinta


Aquí, la sed se oculta en las alcantarillas,
lo sé cuando los murciélagos hacen el ritual del páramo
y las luciérnagas piden agua a la garganta seca del cielo.
Sin duda, en las aceras, el granito con su santidad manchada;
tal vez un día ya no veamos cosas y la noche abra sus muslos.
Ya no sé si pedirle al bálsamo la cura para los jeroglíficos
o el patíbulo para exorcizar el veneno de su saliva.
(Quien diga la verdad ya no será el crepúsculo,
sino la noche cuando se libere del sofoco de las libélulas.)
¿Habrá algún tintero donde quepa la tinta y su ira?
¿Dónde han quedado perdidas nuestras salidas?
¿Dónde están las puertas? ¿Dónde? ¿Acaso en el ruido de los esmeriles?
─Nos queda, por suerte, la túnica de la luz y el yunque del silencio.

lunes, 4 de agosto de 2014

Jeroglíficos del ahora


(Tiemblan las sombras.)
Ya no las creo tan tétricas,
sus pasos muestran el temor guardado como enfermedad
en una valija desmembrada por el tiempo.
¿Qué engendros son los que te acechan?
¿Cuánto llevas en ese estado de inmolación?
¿Crees que puedas divertirte al jugar con muñecas de penumbra?
─No creo que me divierta. Siempre veo a través de sus poros
y la verdad muestra una calle llena de aguijones como una ceiba;
ahí, me doy cuenta de que las personas que miran no ven nada.
Y nosotros, incluso estando ciegos de los dedos,
podemos hasta morir de decepción por lo que observamos.
De nuevo, se abre una tumba fuera del cementerio
y en ella, se graba todo el silencio de la ciudad.

domingo, 3 de agosto de 2014

Tanka

Dos bromelias de Yuki Hayashi

De las partículas
de vida de esa niña,
desparramadas
sobre el pasto vacío:
nacieron dos bromelias.

viernes, 1 de agosto de 2014

Querida nube...


Te escribo para decirte que amanecí muy triste,
porque ayer te vi llorar hasta quedarte sin lágrimas. 

Me siento mal, tuve el impulso de abrazarte,
mimarte, incluso hasta de besarte;
pero le tuve miedo a los truenos y al viento furioso
que aturdía mis lumbreras color verde.

Es cierto lo que mamá siempre me dice:
si te portas mal, las nubes llorarán 
y el cielo se enfurecerá contigo. 

Por eso, desde ahora, prometo ser un niño bueno
y comenzaré por regar a los árboles con tus lágrimas.