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viernes, 31 de mayo de 2013

Nervadura


A menudo, el fuego acecha nuestro templo
y flagela la córnea del andar descalzo.

Cuando me he visto volar
he observado al torogoz
como hace huelga contra los trenes;
también le he visto los colmillos al Sol
y los senos a la Luna cuando se baña
en los cráteres de mi silabario ecuestre. 

A veces en los confines del guijarro
el pálpito olvida que estoy allí
y a veces mis venas arden 
junto a la hojarasca del candelabro.

Me veo próximo a caer en el abismo del pubis
cuando su estufa arde y el vapor estremece mis poros. 

Mi vuelo se acerca a las alas del fénix
ya acaricio cenizas con mis pupilas
y hoy el clítoris de la hoja 
ya arde en mi lengua del resuello.

jueves, 30 de mayo de 2013

Surcos


En ese camino inhóspito -a veces- que únicamente espera una caricia de la equidad, la aurora del insomnio que sirve el periódico del vómito, la catarsis que acude a la muerte para curar el machismo, onda herida, onda campánula hendida en la pupila del desasosiego. Mientras tanto, en las afueras del pubis expectante: las líneas paralelas del orgasmo, el pezón de lo inefable que bifurca la mañana, el café que como rumor se sirve entre la niebla sangrienta. A veces cuando el arado se atasca en los guijarros mal informados, ni siquiera la fuerza de un rayo puede penetrar en la simiente del dócil pétalo. Sin embargo, aprieto con lentitud el labio de la fuente, amortigua mi estertor y saca de quicio al viento; luego desata su furia dentro del manicomio y comienza a danzar en vaivenes dentro del surco, donde no se siembra ni se cosecha, sino que abre aldabas y cierra puertas; es inusual comer llaves de desayuno, es inusual caminar descalzo y no quemarse con el ártico a punto de lava.   

miércoles, 29 de mayo de 2013

Libre


Las manos flotan junto al estertor del líquido. 
Tratan de hundir mi góndola en su nebulosa
y así despellejar mis revestimientos carnales. 

Mis letras bogan junto a sus pálidos meñiques. 
Mis lágrimas caen como ácido sobre sus uñas. 

Traigo un cacaxtle lleno de vértigos
-un suéter impregnado de brizna-
y un alma invertida envuelta en añicos.

Dentro de cada trozo de mi piel...
encontrarás fragmentos de mi Patria
que poco a poco cura sus heridas,
alimentándose de mi lucha
y de mis muertes constantes.

No sé si hoy
he construido mi propia ergástula en mi tumba;
nada más sé
que cada güishte que duerme en mi espalda
canta un lied diferente y sana un poco mis vértebras.

Hoy libres alondras surcan la mar 
y su nido yace en el regazo del cielo.

martes, 28 de mayo de 2013

Sin anestesia


¿Has tratado de crear ríos de luz con tu consciencia?
¿Te has fijado en las estacas que perforan a diario
el corazón de escarcha del cielo y bifurcan su pubis?
¿Te has dado cuenta de que hay pocas plumas
-en los árboles-
y que al Sol le ha dado por negociar con los volcanes?

Pregunto: 
¿Acaso se puede pelear contra los vampiros en la niebla?
¿Acaso puedo herir mi boca y cicatrizarla en tus senos?
¿Será que el eco puede atravesar las barreras del arcoíris?

Me preguntas:
¿Por qué pregunto lo que te pregunto y lo que me pregunto?

¿En cuántos pechos caben nuestros pensamientos de insomnio
cuando no se tiene la necesidad de poner un alto al pálpito?

¿Será que nuestros vértigos se están volviendo palabras de altura?
No lo creo. 

En la bitácora hoy se escribe y se describe el cáncer utópico de las tarántulas; mañana podremos esculpir nuestras propias telarañas, en las acequias putrefactas del colmillo del lobo.

lunes, 27 de mayo de 2013

Fuente subliminal


Diez milenios han pasado. 
Todavía sigo observando tu espíritu
que vuela sobre aquella fuente resquebrajada.

Entrecruzo mis sentimientos fríos
para causarte una herida profunda en el cuello;
sangras a borbotones
pero te doy una daga en vez de un paño.

Lastimaste mi vida y mis latidos.
Lastimaste mi machismo, te lo agradezco.
Agrietaste mis pupilas, te lloré inviernos.
Partiste en dos a mi alma, te llevaste una parte.

Huiste de mi vida
-cobarde-
estrujaste mis hormonas, huiste de mi pobreza.

No puedo seguir odiándote:
Traigo un ramo de girasoles
para que sirva de guía, de luz
y encuentres el camino hacia el perdón.

domingo, 26 de mayo de 2013

Pienso en vos


Y mi dolor huye.
¿Dónde estás? 
Sal del laberinto de terror.

Siempre que pienso en vos
el Sol se pone 
y se rompe en dos. 

Se ahorca la noche en mis pupilas.
¡Sal de la penumbra! Regresa a mí.

Abramos la puerta entre los dos
y saquemos del cofre nuestro amor.

sábado, 25 de mayo de 2013

Paradoja del vicio


Guardo una copa como tesoro.
Nunca guardé nada en ella;
hoy,
deposito tus caricias para embriagarme 
y soltarlas luego en tus suaves labios.

viernes, 24 de mayo de 2013

Sin cadenas


Que me engrilleten al semáforo del estiércol, 
escupo a la vendimia y a los juegos retorcidos,
también escupo barro a los malditos lava cerebros. 

Hay una solución a este problema de letrinas: 
buscar entre la blanca niebla de tus sortilegios, 
al pálpito de alas que cayó junto al cielorraso;
he buscado entre la zarza de breñales y agujeros,
pero encontré rumor de polvos, armadillos escarlatas.

Sin embargo, frente a los racimos de herrumbre,
las alas con las que levanto el vuelo desplumado;
he sentido muchas veces el mismo dolor del viento,
así como espasmos que mi tierra sufre en su matriz. 

─Si tienes la oportunidad de escuchar al llanto del gueco,
llámame, lavaré sus lágrimas con el paño de mi lavatorio.

Por eso, en el momento en que la obscuridad besa mi noche,
me convierto en un eco de fuego, que le grita al espantapájaros:
verdades envueltas en verdades, flechas envueltas en flechas.

jueves, 23 de mayo de 2013

Tertulia ilusoria


Únicamente por las noches
puedo oír su suave voz;
me siento junto a ella
y comienzo a besar su luz. 

Luego ella corre hacia el abismo,
mis ojos lloran, mi corazón se sale;
sin embargo, se agarra de mi pecho,
comienza a besarme en el beso eterno.
 
Princesa nocturna, princesa ilusoria,
no me abandones, duerme en mi regazo;
haz que la noche sea un sueño realista,
regálame otro beso eterno,  ─¡qué dure!─,
lo guardaré en mi pecho, será mi corazón.
 
Enciende una vela, espérame en la mesa,
que mi espíritu ya llega a la cita obscura;
me acerco y veo entre la dispersa niebla,
aquella figura que me ama y me habla.
 
Por fin estoy junto a ti para siempre,
como las estrellas en el finito universo;
por fin mi espíritu y el tuyo, sólo karma, 
perdóname, me quité la vida, ─¡amor!─;
hoy siento que la obscuridad me abrasa,
pero te amo tanto, me ahorqué en la plaza.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Arenas miserables


Medida próxima al abismo,
cañaveral de osamentas;
cofres llenos de herrumbre,
entierros prematuros. 

Arenas tensas en cola: 
pelícano en picada,
brote de evidencias
del pubis de la caracola.

─Vuelvo del rumor de arrecifes,
como martín pescador de algas;
tan grande la miserable fosa,
tan pequeño el testigo ocular.

Abre su agujero el cangrejo,
surge el vómito del espectro;
sin embargo, en las orillas tersas,
la pluma que guijarros dibuja.

martes, 21 de mayo de 2013

Equilibrio del paraguas


En medio de la tormenta surqué el cielo,
dancé en el piso flagelado del viento;
esa noche sacié mi alma y mis delirios,
sin embargo, caí en el vicio de los lirios.

Desde aquellas luces y azogues: 
la niebla que cubría mi cuerpo,
tremendos escudos de cuervo
jugando a causar enormes vértigos.

En la bruma de mis ojos, el insomnio
que sacudía al silencio con su látigo;
mientras tanto, en lo alto del faro,
la triste y taimada historia de siempre:
mantos acuíferos, torrentes de aceite. 

Esquivé el filo del relámpago fugaz,
no fue suficiente, debí afrontarlo;
después venía el trueno del plomo,
no quise esquivarlo, me partió el alma;
por consiguiente, el rayo arremetió,
y ahí estaba yo, muerto en el asedio.

lunes, 20 de mayo de 2013

Flauta espectral


He muerto siempre en el anzuelo del pez traslúcido,
he soltado mis melodías en el portón del éxtasis;
mientras tanto, los espasmos se funden en mis dedos;
solo, cierro mis ojos y vuelvo como rumor de cenizas.

Desde luego, me permito planear entre fuertes centellas,
a menudo, toco la flauta y me trago la espina de mi saliva;
sin embargo, floto en el abismo de lo obscuro y levito.

En el tal vez de la dialéctica perturbada, acongojada,
mi aguja que pespunta sosiego, cose la túnica equitativa,
desmantela gremios, incertidumbres de pétreas hojarascas.

¿Crees que lo inasible es parte del polvo hermético?,
a veces lo es, pero niego con un rotundo no de estertor,
que la reunión espectral entre escombros, es inverosímil.

A veces olvido, tal si fuera un castillo de millones de años,
luego viene el recuerdo y mi ataúd come de la herrumbre;
sin duda, mi cuerpo yace fundido con el polvo ecuestre, 
hoy he vuelto a morir, mañana volveré de entre las flores.   

domingo, 19 de mayo de 2013

Paradoja del vino


Regálame una copa de versos:
seguro rodearé el raudal del vicio,
mas no huiré de la exquisitez del caldo.

sábado, 18 de mayo de 2013

Amémonos


¡Zompopiémonos bajo el vértigo de la sábana!, 
que no nos importe el mayo que se desvanece; 
aunque mañana, amanezcamos como cipreses.

viernes, 17 de mayo de 2013

Hoja adentro


Sentía el fogón desde aquella hoja,
en ella se cocinaba mi cómodo ombligo;
viajé entre limbos hasta romper raudales,
dijeron: ¡hoy ha nacido el hijo de la Luna!
 
Sin embargo, mi cuerpo agarró parte del tizne,
desde luego que en cada tiznajo involuntario,
la incertidumbre de páramos y de congoja. 
 
He pasado mucho tiempo junto a la sonriente Luna,
sangrando junto a las sábanas de sus saladas pupilas;
sin embargo, siempre camino en sus lastimeros cráteres
y me baño en sus lagos a punto de convertirse en polvo.
 
A veces lo efímero llega y se va en el tranvía,
mientras las clavijas clavadas al entrecejo,
quedan para abrir el candado de lo asible.
 
Hace mucho tiempo que no mencionaba la hoja adentro; hoy la menciono y mis heridas se hacen hondas y lúgubres; ya es la hora de curar las heridas del pasado con la pulcritud de los versos.

jueves, 16 de mayo de 2013

Confesiones


No sé, si ya he muerto en el lied hipnótico del líquido; 
sin embargo, amarro la cuerda al mástil de la guitarra,
mientras sostengo cada puchito de vértigo en mi mano.

Ahora lo sé, he fingido no morir por siempre, 
he fingido no estar y sin embargo estoy aquí. 

Hoy completo el círculo, confieso mis desdenes:
es la hora de poner el pecho en el comal etéreo,
es la hora de causar una herida a las páginas,
es la hora de sanar la herida de los tordos;
ya no es hora de acariciar las nubes y la lluvia.

También, no sé si llevo en mis costillas:
el hedor putrefacto de las ergástulas
o la pesadez de la escarcha bifurcada.

A veces, he tenido que beber de la herida 
y vomitar luego en el plato de la navaja.

En el pronto que duerme en el candelabro,
he guardado versos de campánulas frías;
como gas sin refranes ni fábulas dormidas,
he puesto cada letra en el harapo volátil
para que haga más grande la llama suicida.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Máquinas del diablo


Observo como reverdece la herrumbre
cada segundo que pasa, besos de impacto;
una vez alguien me dijo: esto es protección,
ahora resulta que los payasos las utilizan
para hacer reír al mediocre frente a la TV;
mientras los chicos juegan a matar el corazón,
el diablo baila junto a las balas de plástico.

Entre ecos de cohetes: el disfraz de las balas,
falsas alegrías, enredados cañones en cadena;
sin embargo, en lo lúgubre de las veladoras:
la esquirla que viaja a través del pómulo,
venganza próxima al crepúsculo del demonio.

He visto de cerca al pelo fétido a la muerte,
pero nunca he tratado de raparle la cabeza.
Está próximo el rumor de caos infernales,
las veredas se preparan y reciben osamentas.

Hoy las flores se han convertido en balas,
mañana el cielo bombardeará con misiles.  

martes, 14 de mayo de 2013

Acertijos bajo el agua


Dos perlas que funden su brillo
en constantes desasosiegos;
rechazos del joyero en el azogue,
sublimes joyas bajo los guijarros.
 
Acertijos bajo el éxtasis del líquido: 
conchas nácar bajo el tierno flagelo,
sudor inescrutable del buzo perdido.
 
─Me hundo en lo obscuro del elixir,
¿acaso no se me permite morir?
 
Bajo el agua, el más puro néctar.
 
Pasa por el surco lívido del labio
la lengua loca en las alas del vértigo;
mientras el océano espera el orgasmo,
en su hipnótica cama de pasiones.
 
Cada lágrima de hambre, besos constantes;
nada más dulce, que la emancipación en cadena. 

lunes, 13 de mayo de 2013

Asfalto rural


En aquellas tablas oxidadas del tiempo ecuestre, aquellos agujeros planos de los pies cansados. Pieles descalzas: surcos que respiraban y respiran hedor de lombrices, estómagos llenos con el aire sucio del capitalismo, bolsillos llenos de piedras asesinas. Me crié en ese tiempo: donde los juguetes y los páramos, eran juegos celestiales, nada de pistolas ni tanques de guerra. Soñábamos con ergástulas sin rejas, jaulas sin pájaros, parques verdes sin zoológicos herméticos. A menudo, me bañaba como el gato, lavaba mis pupilas con el llanto del cielo, escupía al sapo chiquito del egoísmo; sin embargo, a través de los enlaces etéreos de la aguja, los andrajos que cultivaban la humilde semilla. Frente a mí, la anona de los inmortales, la guayaba de los hambrientos, los mangos que perturban al cierzo, las naranjas ebrias de la morgue, uvas puestas en la mesa de la digresión. Recuerdo que había en el grito del gavilán, una reunión de amigos y enemigos; sin duda que hoy creerás en los instrumentos de viento, afilados en la garganta del que hoy escribe amargamente. Luego de tanto vivir, decidí saludar a la muerte; le obsequié mi lucha, mas no los recuerdos. En este tiempo: la cruda, escarlata y asfaltada realidad de los restos, cuna de misterios, bibliotecas desaparecidas; pero en el mientras de los días, el Sol que funde las osamentas, tritura el dócil suelo tiznado por el elixir diabólico del espantapájaros; ya es tiempo de sacar el vino añejo y dar de beber a los transeúntes sobrios del espasmo. Afilemos la espada en la piedra de la lectura, hay que volar alto sin desplomarnos, hay que sacar de nuestros bolsillos, las herramientas de la utopía realista.             

domingo, 12 de mayo de 2013

Reflejo en gore


A veces frente al espejo del vértigo:
disfruto observando mi figura sangrienta,
mas no doy cuenta que mis glóbulos rojos,
sobrepasan a un ente volátil y despellejante.

sábado, 11 de mayo de 2013

Amor de gueco


Yo era como un gueco en aquellos días: 
que desde la pared de tu ventana,
te lanzaba besitos con mucha gana;
mas tú ni caso me hacías.

Al cabo de la adversidad del tiempo:
te diste cuenta de mi secuenciada coplilla
y en vez de responderme o darme un beso,
me diste con la punta de una varilla.

viernes, 10 de mayo de 2013

Lo que en nuestras caras persiste


Puchitos de ergástulas que brotan de nuestras pupilas:
vivimos de falsas fanfarrias envueltas en lo hipócrita, 
le lloramos a menudo al viento y vomitamos ese dolor;
es sin duda, un lamento de sombreros, paraguas,
tormentas de tropiezo, medallas de cipreses. 

Mientras el tabanco del parque se vuelve inquieto: 
el vate hunde sus lágrimas en los poemas del trasiego,
él sabe a qué sabe el agua de las cloacas capitalistas,
él sabe que las cintas de sus zapatos son prostitutas,
él sabe de donde provienen los versos ensangrentados,
él sabe, él sabe.

Sin embargo, durante la ausencia del azogue,
la obscuridad subliminal del espantapájaros;
¿quién podrá quitar intacta la camisa de fuerza al huevo?,
nada más el poema en su acto de blanca magia.

─He caminado sin zapatos desde mi niñez, desde ese momento supe que la hojarasca tenía una faena para mí; no por el simple hecho de sentirla en las plantas de mis pies, sino porque ella es el montón de lágrimas de los árboles a punto de estertor.

Hoy: soy un esclavo amante de la poesía, no un vil adepto a la hegemonía.

jueves, 9 de mayo de 2013

Susurro personal


A: Rebeca Henríquez

Sobre aquel momento de soledad, el susurro personal de los violines. 
Solo. Solamente el salitre de la lengua, razón de murmuraciones clandestinas;
atrás del espejo, la mirada tersa y despiadada de las tarántulas traspapeladas.

Sobrevivo al final de mecates, mientras los armadillos pasan desapercibidos. 

─He vuelto a soñar con lo asible, mientras me embriagaba con el néctar de xana.

Hoy, en esa bifurcación de trenes y olivos: la mutación desenfrenada del Maquilishuat,
la llamada de la aldaba escupida por la política, espacio reducido de la democracia.

─Yo, penetrando en el río, hundido como aquel guijarro gigante, pulpo sin tentáculos. 

Me niego a creer, en el claroscuro de las libélulas, niego todo, menos mi silencio. 

En esta hospitalidad traslúcida del espasmo, la medicina natural de las gaviotas;
me he permitido volar, tal si fuera un cuervo despellejado por el ácido del cielo.

Escucho con prontitud, a veces lejana, la voz inasible de Natura embalsamada. 

Enciendo velas, candiles y poemas: únicamente cuando solloza la verde Rebeca.  

miércoles, 8 de mayo de 2013

Princesa de escarcha


Mientras camino en la órbita asible de tus pezones: el llanto se hace frío en los zapatos, los sueños tiritan en el silencio de tu lengua, mis vellos se hacen vapor en tus piernas y el hielo que zurce el harapo, sirve de manta para el baño sauna. Mas en las orillas viajantes de tus labios, el poro húmedo del abecedario, caótico y suave néctar de comas, puntos suspensivos, acentuación etérea. Sin embargo, en cada hueso del lied solitario, el cordaje punzante del realismo; por eso, el a veces, entrecruza luciérnagas, candelabros, velas enmudecidas; mientras tanto, la firme palma de tus manos, coge en su puño los cristales ecuestres del vate sonámbulo, es inevitable el negro follaje, es inevitable la imagen retórica de tus muslos. ─Me he puesto las botas tribales: ¿acaso he volado con ellas?, me pregunto, ¿acaso he comido de la espina del orgasmo?; sin duda, en los cubitos de hielo, el sudor espontáneo como marejadas, tumbos en estertores, albatros caza arrecifes. ¡Cómo es posible esta loca estación de trenes!, con rieles ácidos que penetran en las cuartillas, adoquines escarlatas uno sobre otro, causantes de vértigos sin justicia. Me ahogo, luego emerjo desde la laguna del tótem de tu pupilaje, para después hundirme en las aguas asfálticas de la sartén. En esta noche de murciélagos en tinta, la mordida sensual de la prosa, crujido fúnebre de espectros, que sollozan en las páginas cristalizadas del atropello. Hoy, en la bruma nebulosa del arcoíris, pinto mis versos; luego con mi saliva, pego cada página en el mural del cielo, para que como lluvia caiga encima de los poros transeúntes.   

martes, 7 de mayo de 2013

La leyenda del salvadoreño errante


En aquella vía inhóspita del trasiego,
la vereda que surca el pubis de las tablas;
a veces, la retina apunta hacia las ergástulas,
ahí es donde entran las corruptas libélulas;
mas cuando los vértigos hacen su vaivén,
las garras preparadas de aquel gato
terminan barriendo las calles de Los Ángeles.

Se nota el resuello del llanto en los vellos:
tras la luz de aquel espejo cóncavo y olvidado,
la imagen distorsionada del polvo pululante;
en la silla mecedora, el lumbago de la espera,
la catarsis del espectador, tragedia salvadoreña. 

En ese rumor de gaviotas, trenes y tranvías:
el espectáculo morboso de las noticias,
ubicación, el sofá frente al televisor,
obscuro derramamiento de lágrimas.

¡Te cruzo por cien dólares!, ¡qué barato!
Al siguiente día en los periódicos del espasmo:
"Muere cruzado un salvadoreño errante",
su cuerpo fue encontrado como barco,
flotando en los fríos rieles de aquel río.

Y al final de la noticia, un soliloquio:
─¡No existe la suerte!
─¿Y hasta que estoy muerto me lo dices?
─Ya te lo había dicho. 
─Sí, ya recuerdo cuando lo oí de ti, mas no escuché.

lunes, 6 de mayo de 2013

Candelabro


En el tejado ácido de aquella casa, 
resuena el pálpito azul de la lluvia;
mientras tanto, me pregunto: 
¿será posible discernir el fuego de la lejanía?,
escucho en cada escalón el eco de los trenes,
escucho en cada candelabro: lamentos al cierzo,
rumor de tranvías, rumor de pájaros mojados. 

Agazapado: en el traspatio de la digresión,
muerdo la pierna del polvo de las ventanas;
luego, en seguida me doy cuenta que mi vida
ha sido un zapato aplasta coyotes-moscardones;
después en la intimidad del escarchado entrecejo,
cada sien que tengo en el espejo, refleja su vértigo.

─Han llovido tertulias del cielo, has llovido tú,
he llovido yo, han llovido espadas afiladas.

Hoy, en aquel portón mohoso: el café de lo utópico,
sueños quejumbrosos, resquebrajamiento del ojo.

Sin embargo, al otro lado: ¿qué hallarás dentro del espejo?,
¿acaso no la misma lucha?, encuéntrate a ti mismo,
encuentra en el baúl, la caricia de los colibríes que se quedan.

domingo, 5 de mayo de 2013

La poesía es...


La poesía es como un pájaro
que se posa sobre cualquier árbol,
aunque en éste hubiesen espinas.

sábado, 4 de mayo de 2013

Esotérico


Había una vez, un delincuente que mataba con sus palabras; ¿me crees ahora que soy un asesino?, dímelo tú: que poco te hace falta, para ahogarte en tus propias lágrimas causadas por la esquirla letrada de los poemas llenos de raudales. ─Mientras tanto, en ajetreos y clavos: el mismo sufrimiento de los de atrás, en cada nervio delta a punto de ártico dentro de mis entrañas.

viernes, 3 de mayo de 2013

Escri(viendo)


En los halcones de la barba,
el crujido abismal del problema;
en los espejos cóncavos del cielo,
las tristes palmeras del insomnio;
frente a mí, los escudos de la guerra,
colibríes del socialismo silencioso,
anzuelo de senos, piernas de carbón. 
 
Camino sobre el césped de mis ojos
y a veces o a veces, tiembla mi retina;
sin embargo, cuando escribo fragmentos,
el pálpito del corazón del cuaderno
se cristaliza en el humus del crepúsculo;
pero es tan grande la nave del fétido smog,
y tan grande el resuello vertiginoso de la Tierra.
 
En la cumbre del mundo utópico:
la sensación del orgasmo de las alas, 
la corona o guirnalda de alelíes,
que ahorca la garganta del poema.
 
Desde ahí, veo la sierpe del río, 
oscura, cloacal, asfixiante, mortal;
tal es el caso de las llantas del gigante
que aplasta gardenias, petunias, rosas;
luego, en el asfalto, la penosa muerte.

─¡Pena y muerte: lazo de la horca!

jueves, 2 de mayo de 2013

Manos las de mi madre


Las manos de mi madre, tan sedosas y tiernas,
colmadas por el cielo, petunias sempiternas.
¿Acaso sientes dolor?, lo sé, no me lo digas,
a veces hago caso, mas tú dócil castigas.
Eres nube del cielo, paloma de caprichos,
cama para el tropiezo, rechazas los maldichos.

En las de porcelana, los añicos de jarros,
problema de molestias, por jugar a los carros.
A la salida del Sol: espejos bajo silla,
ocurrencias de niño, polvo negro en tortilla.
Mas tú, madre certera, castigas con el paño,
por esta razón, madre, sos guirnalda del año.

En esas manos suaves, guardas flor de cariño,
en donde diste arrullo para aquel tierno niño.
En esas manos suaves, guardas flor de tristeza,
de verdades, castigos, razón de esa dureza.
En mi cabeza guardo toda luz de consejos,
para caminar recto, no como los cangrejos.

Manos las de mi madre, tan cerca ni tan lejos,
acompañan mi lucha contra los azulejos.
Madre, manos celestes, tal color cielo-mar,
hoy tu hijo te solloza, se obliga a declamar.
Aunque pasen los tiempos, las arenas no quitan,
ni aplacan todo el amor, ni versos que palpitan.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Tra(bajando)


Sudando sobre el día,
esto se ha vuelto costumbre,
mas no una austeridad;
no existe la diferencia,
suena la misma canción;
subes escalones cada año,
mas no logras un cambio. 

En el balcón del halcón,
la pupila que mutila;
en la penuria de la lluvia,
la extrañeza de la maleza;
en los ojos de los anteojos,
el puro partidismo del egoísmo. 

En las arquitecturas, los grilletes a manojos; ¿habrá justicia en el asfalto?, ¿habrá sudor que valga la pena?, ¿habrá vapor salado en las escaleras podridas del capitalismo?, ¿habrá certeza en el trono del vómito?; sin duda, el vértigo carcome el zapato sudoroso del obrero, mas el pago correspondiente, no llega al estómago del trabajador; es dura la vida, es dura cuando se depende de un cachimbo de hipócritas,  burocráticos, corruptos y cerdos sin granja.