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domingo, 31 de marzo de 2013

Abrojos


A veces tirita el cuerpo frente a la hojarasca: en desperdicios, nuestros ojos irritados, parecemos cuervos esperando la noticia desmembrada, olvidamos que somos tecomates herméticos, olvidamos el barro pegado en nuestras suelas de carne, olvidamos que somos espinas para consolar espasmos; el trasiego, azota nuestros ladrillos y nos vemos obligados a hendir nuestras miradas en el putrefacto anuncio argumentativo; al fin y al cabo, la carne es débil, pero hay que manejarla y entregarla al raciocinio traslúcido del espejo; hay ocasiones, en que el incienso se vuelve un trago amargo, brota de las botellas de alcohol y congestiona las trompas de los establos. Me duele el ver partir diáfano al abrojo sin ser colado, me duele ver como la ambigüedad es utilizada como ramera, me duele ver a la justicia vistiendo minifaldas y bailando en las barras del andamio sin dinteles; no entiendo al rumor de semillas a veces, sin embargo, el ajetreo infausto de los moscardones, obligan a mis pupilas a permanecer en el insomnio del resuello; es impenetrable el muro de sierpes, pero las palabras matan y aplastan cabezas de reptiles aprovechados. A medida avanza el tiempo, la alforja que cubre mis pálidos y polvosos huesos, se tiñe de mareas y olas en cautiverio; guardo también una rosa negra en mi bolsillo, una rosa mustia, descolorida, opaca por las telarañas de la inmundicia, rosa acogida en el regazo del tallo y los pétalos del cuaderno todavía sin tumba, cuaderno que no ha sido obligado a cavar su propio agujero negro. En este tiempo: la herrumbre se pega a las muelas, el tizne nace de los pómulos vírgenes de los niños, surgen los retortijones de la herrería inconclusa, vomitamos moho en el plato de porcelana o de barro puesto en nuestros muslos; ya no hay mesa para comer, sólo condones jóvenes y métodos para los tres tiempos de parto.         

sábado, 30 de marzo de 2013

Tierras raras


Algo en estas tierras ofusca: es esa maldita palabra "pero", que siempre es una mancha en los periódicos y en los problemas que penden de las lágrimas del vértigo; hay en las sábanas una promesa que dice: ¡te quiero prometer!, luego olvidan como fiera y despedazan lo prometido a cambio de más poderío; sinceramente, sería tan bueno exterminarte; sin embargo, me embarga el no poder ser como los rayos ultravioletas del Sol, para aumentar el calor y terminar con todo el consumismo y capitalismo de las tierras raras, donde me encuentro peleando como caballero contra dragones y camaleones. 

En esta tierra: la zarza, un chicle, 
el progreso, un montón de fábricas, 
los ríos, desagües cloacales, 
las letrinas, lugar para pensar mierdas.

─Hoy, los abismos yacen a la vista de los ciegos, 
mis zapatos se manchan de rojo; mientras tanto, 
los laureles me garrotean y los conacastes hacen 
de mi llanto un ramo de flores mustias y descoloridas.

viernes, 29 de marzo de 2013

Cigarras de semana


Aquí, en el despeñadero, desayunando cigarras de penitencia, colgando como fruta agusanada de los vellos nasales de los árboles, inyectando tizne en las patas de los fetiches, vomitando caminos en la alcantarilla de los platos; frente a los pistilos: la sanguijuela vestida de santo, los murciélagos jugando a las canicas en los matorrales del pelo, el consumismo haciendo fiesta y recolectando andamios de oro; es duro vivir en medio de desiertos cercados de capitalismo, es duro comer piedras y guijarros como peces, es duro caer en el precipicio y amanecer como cigarras en papel higiénico. La metamorfosis surge después de la semana, las garrapatas vuelven y los espejos escupen realidades en el charco del espejismo; sin duda, la semana es una sombra cubierta de lirios, oculta espinas, zarzas y chichicastes; ha sido un lugar frío el aposento de las cigarras, vivir por unos días y morir por muchos meses. ¡Ah, las cigarras de la semana!, gritando como locas en las copas de los árboles sin hojas, lanzando piedras al viento, esperando con ansia el despertar de un nuevo mes como sarcófago de descanso. La flauta de los cigarros humeantes resuena como lira, sirve de incienso para los costales de aire de los breñales; hoy, he conjugado el verbo gritar y me di cuenta de que grita como mujer preñada, aullándole a la digresión y apartando nubes plomizas del cielo iracundo. El cactus pasa desapercibido por la garganta y embriaga las glándulas salivales con el néctar de sus espinas; mientras tanto, el motor del carro borracho falla y se estrella con los postes de luz agitada... ¡espera un momento!, ¿es el final?, falta algo, ─¿algo?, falta mucho por escribir, falta mucho para conseguir el cetro de la libertad, libertad que ahora grita como las cigarras de la semana y que vuelve a fenecer sin poder decirle al prójimo: ¡quiero quedarme!

jueves, 28 de marzo de 2013

Indómito


Indómito en este mundo
de grietas y pesadillas,
solo, escuchando melodías,
paradojas de paraguas 
y ríos de papel angustiado;
despreciable como borracho,
a veces, ininteligible como bebé;
pululas junto a otras nubes,
bailas junto al cierzo,
danzas en sandalias
y aplastas zarzas
de colores estridentes;
eres el mártir de las represalias,
eres el martillo que achata injusticias,
eres la abeja que pica y no muere;
al otro lado, un planeta con desilusión,
un payaso con maquillaje feliz
y un alma de espejos,
con un corazón lleno de añicos
y lágrimas de vidrios.  
 
Poeta: no eres nadie en este orbe, 
sólo un árbol más que se quiere talar.

lunes, 25 de marzo de 2013

En el estero de Helena


Hay tantos sin embargos que embargan las mil caras del silencio, hay perturbaciones que vienen como aguja a los muslos, hay paraguas que sirven de inmortalidad al hombre o de inmunidad a la inmunda llovizna de Tláloc, hay estiércoles sembrados como coles en los laberintos cansados del desierto; he pervivido entre cangrejos  y arenas sexuales ambiguas, pero no camino sin equilibrio, sino hacia la raíz de la conciencia; mientras tanto, toda vulva que adorna las aceras de mis ojos, ha ido convirtiendo en caricias incesantes a los pétalos que llevo doblemente derretidos en las cloacas de mis muelas, y en las sábanas destempladas de la taberna, la cárcel del holocausto del siglo XXI. Todavía mendigo pan en las calles de las zarzas, he vuelto a configurar mi platillo volador, para viajar a través de los vellos del tiempo. Me suda el poro: brotan espermas de los ojos de la obscuridad, como río, fluyen los hongos encapuchados, haciéndole burla a los marañones adoquinados. Hoy, he aprendido a vivir del sarcasmo erótico, he demostrado que el clítoris no es un juego de niños, más bien un póquer de ases, donde cada carta hay que jugarla correctamente. En el estero de Helena, los abrojos pétreos del petróleo, los calcañales, calcañales de boinas y gorras alcohólicas, prendas ahogadas en el pubis de las marejadas sin órganos; duele, ahí donde los tabancos sufren por la osadía del tiburón. En el presente, yace la trifulca entre vates y explotadores, gatos y aves, azacuanes y pericos; toda una sociedad peleando entre sí, bifurcando la armonía en dos pedazos de cántaro de barro. Estamos dando a conocer el nombre de la poesía, envuelta en harapos y vidrios góticos ensangrentados.

domingo, 24 de marzo de 2013

La danza de las abejas


Una vez más, el camino es trazado, dentro de él,
las huellas de las abejas, las carreteras hacia 
el laberinto de flores; dirección y distancia,
néctar de flores en punto para la producción de miel.

Como la sierpe en su medición, la métrica,
métrica de palabras y pechos sin congoja;
agudos muslos de abejas, viajando, 
viajando a kilómetros por hora, destrozando huracanes,
miles de abejas, digo miles, porque el mundillo
parece Pulgarcito; pero somos: ¡una sociedad libre!

Ondulatoria la ventisca en los barrios,
tejados de gatos chismosos, ¡enterradores!;
sin embargo, peleamos contra los osos políticos
y encendemos la antorcha de la democracia;
el día se acerca pespuntando por el levante,
¡la miel está puesta en la mesa, tómala!

─Succiona el silencio y el néctar del clítoris de las Camelias.

sábado, 23 de marzo de 2013

Sencillo


Cara A: 
Yo, no soy nadie, no he grabado en vinilo,
tampoco sé caminar como cocodrilo;
utilizo mis pies para volar y mis manos
para escribir y morir por los gitanos.
 
Sé escribir en el pubis de las hojas,
pero respeto el lecho de las rosas rojas;
en el camino, he visto muchos suicidios,
¿por qué?, por los nuevos genocidios.
 
Hoy, he partido en dos al Sol,
sus dos mitades las guardé en mi bolsón;
configuré a mi tocadiscos antiguo,
para que trocara todo lo ambiguo. 
 
Cara B: 
Extraño el sonido de las carretas,
el reír de las hojas por las chancletas;
he olvidado como ruge el tren anciano,
sólo escucho resonar al gato marciano.
 
Vías férreas de pavimento y lodo,
asustadas y descuidadas por el codo;
en la esquina, los vates malabaristas,
jugando a ser guerreros y no turistas.
 
He visto a borrachos leyendo
y sobrios sólo cogiendo,
cogiendo revistas pornográficas,
agravando las cifras de las gráficas.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Blue Bird

Imagen tomada del Blog de Grossi, Eduardo G.

A: Mauricio Vallejo Márquez

Como entrañas en el petate: las plumas de aquel pájaro azul, aquel pájaro que engrasaba los motores de la libertad, ese Vallejo que trocaba y que jugaba dominó en la mesa de la muerte; pero sus versos aún viven en las paredes, viven en los corazones de aquellos vates y lectores, perviven en el calcañar del torogoz salvadoreño. Hemos tenido poetas y tenemos poetas: que hoy navegan en los escombros de la noche, viajando a través del espejo, escribiendo en las fauces de los árboles, sollozando a la orilla de las cataratas de su mismo entrecejo, viviendo para poetizar al país y al orbe, haciendo el amor con las metáforas y liberando el sarcasmo de sus correas; no importa como hayas muerto o desaparecido, amigo Vallejo, humildemente moriste luchando; Feliciano Ama está contento, contento porque tuviste que fenecer por el pueblo y para el pueblo. Hoy, en esta prosa que quizá nadie lea, le escribo una epístola a tu hijo, una epístola sin epitafios ni flores, nada más con palabras de aliento y sabor a barro mojado; nada más me queda por decir: que el resuello de tus palabras se posa en las flores, incluso cuando la chiche juega con su pezón en nuestros labios, los aguijones de las abejas que ayer murieron, hoy se palpan en nuestras bitácoras azules; sin embargo, las generaciones avanzan y los libros fenecen; pero la escritura no muere, mientras existan escuelas rurales y urbanas, donde se enseñe el lienzo de la literatura transparentemente. No soy político, pero soy democrático, así como vivo y escribo, así le sonrío a las navajas; ¡malditos los que confunden la democracia con la puerca política!; como dijo Gengis Kan: "Soy el castigo de Dios, si no hubieses cometido grandes pecados, Dios no habría enviado un castigo como yo sobre ti."         

martes, 19 de marzo de 2013

Bardo del silencio


¿Escuchas la nota recíproca de mis cuerdas pétreas?, ¿escuchas cómo mi guitarra solloza en su sonido estridente?, ¿escuchas la sonata de muerte que de sus labios góticos brota?; se tiñe y se maquilla el Sol en la madrugada, mientras las cloacas naturales se preparan para recibir los dientes del estiércol; vislumbra frente a mis versos el vaivén del averno, las gaviotas juegan a liberarse y mis cuerdas se rompen por el ajetreo de mis dedos iracundos. ─Solo, en la taberna del pupilaje silencioso, sosteniendo el acorde menor con la garganta afónica, oyendo la crítica de los muertos a mis espaldas. Sin embargo, en los hospitales: las córneas de los bardos flagelados, los unicornios que galopan en los caminos del tímpano, los murciélagos que pululan en los poros del capulín endrogado, los cisnes que masturban a los difuntos en la morgue; cabe mencionar que el acorde Do carcome mi alma y mi guitarra se torna un monstruo liberado. Estoy sentado en el humo calcinado de la espada, estoy sentado en mi contradicción, también en la digresión de la bala que penetra sin impulso. Hoy, he visto como la obscuridad y la luz, son carcomidas por otras sombras más oscuras, sombras que provienen del satélite que nos observa a cada rato, satélite de vidrio donde el tráfico es el consumismo vestido de ramera. He entregado mis versos a la niebla gris transparente, he entregado mis zapatos al mundillo sin ánimo de lucro, he ido plasmando cada sílaba del bolsillo de mi cerebro. La metamorfosis, se ha hecho con mis impulsos, los árboles me lo agradecen y los transeúntes aplauden a la inspiración que nunca ha existido en el poema.        

sábado, 16 de marzo de 2013

Asco


Escucho a los pétalos de nieve
pidiendo auxilio: vientos destructores
que hacen de las flores un montón 
de escombros sin esperanza.
 
─El vértigo sin ánimos me causa asco.

viernes, 15 de marzo de 2013

Bisutería del engaño


...─aunque la digresión misma, parezca una paradoja─ 
vaciamos a menudo los fríos calcinados de la ceniza...
André Cruchaga

Me he transportado al mundo de las vanidades, he hallado en ti, una manera de percibir el suero del ego, en silencio ese eco molesta mis estribos; pareces un tótem vestido de puta o una garza con muslos de sanguijuela tribal; frente a mí, el vaho del cordaje de tus estertores, el zorro que solloza en las pieles del coito, los guijarros y aretes que socavan el poco dinero que sueltan los explotadores. Duermo en tertulias con los cuerpos inertes, ¡tú perteneces a estos cuerpos!; mientras tanto, carcomes las heridas con la ponzoña de la zarza de tus dientes, le pegas mordidas a la vigilia y le das trallazos al obrero del insomnio; a veces, me da por fingir que las tangas eróticas no existen, ¿será que me estoy convirtiendo en piedra? o ¿en un viejo pintor de trescientos años?; camino entre zapatos escupidos por los azulejos de los castillos, tiendo a pervivir en coma: ahogándome en la austeridad del poema, eyaculando en los senos de la prosa y volando en la alfombra de Aladino; sin embargo, cuando el poema flagela mis intestinos, tiendo a morir en el frío espectral del clítoris orgásmico de la lengua; ya no hay piedad en las alhajas, tanto hombre como mujer, nos perdemos en la bisutería del engaño, salvo cuando en medio de las calígines, encendemos la ventana y luego dejamos entrar el vendaval del raciocinio, ponemos un alto al consumismo ensimismado. Comienzo a ver con ojos de lechuza: cómo el oro termina siendo una prostituta mal trabada, una miel salada ante la lengua lectora, un montón de estiércol en las páginas del Wall Street o una marejada de orina en el tsunami del capitalismo. Durante mi viaje por las calles cloacales del Banco Mundial, observé un montón de huelgas que fueron llevadas a la guillotina del incienso, ¡el genocidio ha vuelto a la vida!          

jueves, 14 de marzo de 2013

Puntadas de nostalgia


Cuando camino por el pasillo de las aceras de tus ojos cansados: el azulejo se vuelve inquieto, la hojarasca parece apartarse de mis pisadas, luego, el papel envuelve las pestañas del lápiz; incluso cuando llueven mecates del cielo, la cantimplora juega con su cuero envejecido, juega a desmembrar los segundos con el bisturí de lo inevitable. En fin, el vate ecuestre galopa en los portales de lo efímero y las gaitas sollozan con letargo en el regazo de los pulmones con cáncer; salvo cuando las hamacas se amarran a las ramas de la rapsodia, los zorzales descansan el ajetreo de la zarza que les acecha. Me asalta una duda: atisbo las hojas que se desprenden de las ramas de los abetos y me obligan a cuestionar la mirada ciega de las náyades que vuelan sin alas por las nubes plomizas del ocaso. Se torna inverosímil la puntada de nostalgia, las cintas de mis zapatos se han vuelto hipócritas, se pelean a menudo a mis espaldas, ─yo─, con nostalgia las pespunto en este apartado mundillo sin importancia, quizá, obligando a los petates del espíritu, a sostener mi osamenta a punto de convertirse en polvo cósmico; no hay duda: la justificación del texto que desgarra los muros casi impenetrables de la inconsciencia, son como gases tóxicos, que penetran con constante mortalidad en las fauces de las neuronas que buscan democracia. ¡Ciego, camina recto y estréllate contra el poste más cercano!, luego me cuentas, si las heridas de tu frente han dolido como las mías; ponte a pensar en las palabras de libertad que pueden cambiar este mundo pétreo y carbonizado por los espermas que salen de los penes de los autos; después, pon en un frasco las frases antiguas y las actuales, para soltarlas luego en el colador invisible de la austeridad que se necesita para un cambio ecuánime.    

miércoles, 13 de marzo de 2013

Teatro en el petate del cementerio


Loco estaría si no pensara en las ideas que surgen de los petates encarcelados, el teatro cubre con el manto del insomnio, las masas creen en lo falso de las hordas infernales de los jeroglíficos; la actuación de mi tango avanza y la punta del lápiz se resquebraja, el incienso huele a azufre, los magos hacen su acto ante los conejos despellejados; esta es la cifra de la mortalidad de las hojarascas, que llenan las páginas del periódico espasmódico; fluye por las ventanas: el silencio tétrico de los huesos, el cuervo aparece como cierzo, picoteando las ventanas y la retina observa las góticas vainas de frijol que deambulan por las aceras de la calle el Gólgota; huele a féretros el tabanco, las manzanas me saben a pecado enfrascado, tiemblan los adoquines cuando pasa la aplanadora literaria; cuando pienso en tus extremidades desmembradas y el vaso de agua de mi cerebro se llena de sangre, brota a borbotones el vértigo del vómito, se torna invisible la tormenta de espectros judiciales; pero a menudo, el espejo refleja los ojos espectrales del sarcasmo empírico; mientras tanto, la montaña suda por las humaredas adoquinadas de las personas que hacen del turismo, ¡un vago turismo entorpecido! ¿Hay siembra de rosas en tus poros?, desde luego, las espinas están inyectándote insulina desde hace muchas generaciones, pero ¿por qué tienes tan negra la sangre?, no sé, tal vez el egoísmo perturbador te ayude a contestarme. ¿Cómo es que los calcetines soportan lo fétido de los poros?, quizá los cerdos me contesten o las guacalchías que asesinan con sus chismes contundentes. Hoy, dormí en el petate del teatro del cementerio y muchas osamentas tuvieron una tertulia interesante; espero otra manifestación espectral, que socialmente llene mis expectativas letradas.             

martes, 12 de marzo de 2013

Delirio


¡Ah!, las imágenes perturbadoras del asco: mientras la camisa o el saco de fuerza pierde el hilo efímero de los zapatos, me hace volar el helio de tus piernas, a salvo me siento en medio del énfasis del pubis que razona; sin embargo, la ópera suena débil en estos días postreros, ni la cigarra canta con gran ego junto a los árboles, ya ni las lombrices bailan ballet con las raíces de las plantas ya devastadas por la herrumbre destripadora; la Luna desde su espacio vislumbra en lo ciego del orbe, el Sol en las mañanas arremete con furia, aparta las nubes y degüella al viento. Hoy, se calcinan los poros de la lengua que no mengua, al fin he descubierto el certamen de las generaciones, he visto como los premios amordazan, he visto como la vulva es enterrada con muchas flagelaciones calladas, he visto como el violín se desangra en manos de violadores en serie; sí, en serie, eso parece, una serie de televisión que no quiere llegar al final; pronto los saxofones volarán y los pájaros servirán de instrumentos musicales, eso creo; dime tú, cigarrillo, si el humo de tus hojas disecadas me servirán algún día para desaparecer y aparecer en una nueva galaxia. Quizá ya lo sepas, pero la hojarasca me ha pedido que la represente ante la justicia, lo estoy haciendo, de una forma u otra, sé que ganaré el juicio contra los moscardones; han estallado las dinamitas en mi cabeza, creo que vosotros y yo, estamos a punto de ser atendidos, mucho mejor por la matrona mayor, esa que ha hecho que nuestros músculos se accionen y actúen en el teatro de los puentes del cementerio. ─Ya no hay tiempo para dormir en los escombros del ataúd, solamente en el descanso del delirio.          

lunes, 11 de marzo de 2013

Tizne


¡Cuánto hollín hilado en las ruecas del espasmo!, ¡cuántas campanas resuenan en la contaminación de las narices!; mientras tanto, el tizne juega con el paladar del transeúnte, las llantas se ríen del cierzo y de los vendavales que provienen de los pulmones aún palpitantes en las hojas del vértigo; sin embargo, yo, aquí escribiendo lo que ya se sabe, quitándole el polvo a las páginas ya muertas, pidiéndole perdón a los árboles por el uso de sus entrañas, y por ocasionar daños con el dióxido de carbono que emana como bomba de mis tanques de oxígeno. Al fin y al cabo, el sembrar árboles sólo es un pensamiento ensimismado y fantástico; el estiércol camina como si nada por las aceras seniles, y los perros huelen el poste orinado por otros perros; la hora se hace más vieja y las raíces se vuelven enemigas de los tallos, y no se diga de los frutos. Hemos convertido en un hospital sin medicina al orbe, hemos llamado progreso a la destrucción de los bosques, hemos electrocutado el alma de los lagos y ríos, esos que no se han podido defender de nuestros dientes destructores. Los vertederos de la inconsciencia, los basureros de la influencia, los servicios sanitarios de los breñales, las naranjas cibernéticas que nos chupamos a diario, los harapos que cubren la violencia tribal, las pestañas que se queman en el horno de los prostíbulos del cigarro; todo esto, quizá nadie lo note, pero son cosas que son parte de la incongruencia de la naturaleza y nosotros; salvo cuando ponemos una pizca de atención a las acciones, vemos el cambio frente a nuestro entrecejo.           

domingo, 10 de marzo de 2013

Desierto


Sueños húmedos de sirenas: 
que terminan en un averno 
seco y solitario; perderán
sus plumas de ave, luego,
sus vuelos se truncarán.

viernes, 8 de marzo de 2013

Hangar


Levantas vuelo en las aves
en este día profundo
que partidario e iracundo...
se mece en hamacas suaves
que penden de negras naves;
suspiros que nubes botan
y alrededor tuyo rotan,
aunque el cielo sea rojo
y el mar se llene de abrojo,
habrán vates que en ti votan.

jueves, 7 de marzo de 2013

Extravío


Me perdí buscando sexos
en la inmensidad del orbe
y en tus manos hay un pobre...
que en los poemas convexos
siempre sirves como nexos.
Eres pasmo del vértigo
que golpea con látigo,
entre perlas eres reina
y gobiernas como reina,
eres mi arma, mi pértigo.  

miércoles, 6 de marzo de 2013

Muescas en el cielo


Sufre el pulmón en el plomo
viña de vértigo negro
necesito del milagro...
tatuado en cuna de lomo
donde en su cuchillo romo,
oculta el filo del pueblo
ríe en visión del diablo,
escribe en crítica falsa
para evitar que la balsa
salga del verdoso establo.

martes, 5 de marzo de 2013

Espina engarzada en la ventana


Oigo engrasar la roja yema
coagula al negro poro
fue cálculo del vil oro...
mientras el taimado quema
se oculta ahí del poema,
la décima espina al dedo
y explota en el gris torpedo,
la madrugada en la brizna
sollozando en la llovizna,
el miedo ¡me importa un bledo! 

lunes, 4 de marzo de 2013

Cordaje

Pintura de Eslí García

Tus notas saben a frutal
tus besos a lienzo fino
tu piel a siembra de lino...
empiezo a tejer o reptar
por bajo de tu calcañar,
me doy cuenta de tu dolor
la vida de un solo color,
se postró bajo tu lengua
y mientras tu cuerpo mengua,
el charco me sabe a dolor.

domingo, 3 de marzo de 2013

Aldaba


Las cenizas de la iguana
tocan la sonata triste
─invierno─ ayer feneciste...
así canta la blanca Ana
en harapo gris de lana,
náyades en violaciones
─náyades en oraciones─,
son parte del bajo mundo
en letargo gris profundo,
¿quieres morir sin acciones?  

sábado, 2 de marzo de 2013

Himno en la espinela


Saludemos a la Patria
─con noticias─ brea roja
¡aglomeremos cada hoja!...
mueren pobres en la industria
¿existe la sacra angustia?,
la hemos vuelto manta negra
la hemos convertido en guerra,
allá el trapiche del pudor
exprimiendo sal del sudor,
me niego a perderte ─Tierra─.

viernes, 1 de marzo de 2013

Pieza de ajedrez


Nos mueves a la conciencia
con primavera que nace
en el estupor ─enlace─...
de tus muslos que son ciencia
que Dios dejó como herencia,
no quiero mentirle al viento
tampoco deseo ─cuerpo─,
sólo pido a la tórtola
que surque en mí una góndola,
para pescar en tu cierzo.