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jueves, 31 de marzo de 2016

Rostro inaccesible


Pesan los retratos cuando humea la deshora en las aceras.
Suelen convertirse en chiriviscos los lamentos que atraviesan la memoria.
Duermo, y a la vez sobre mis ojos sobrevuela la vida a pedacitos.
─Pesa más la muerte que un trozo antiguo de asfalto.
A veces viajo a través del arcano de las caléndulas, me olvido de mí mismo
y de los violines en flor que merodean esta ciudad con cierta duda.
No os olvidéis del lago oscuro donde recaen las gotas del vértigo,
no os olvidéis de aquel crepúsculo sostenido en FA mayor.
─De pronto, se deja ver el rostro inaccesible de una flor en llamas.
Entre la ceniza y el vestigio: el susurro del polvo, anhelo de escarcha.
(Son sólo sentimientos... que algunas veces tengo cuando no estoy.)

miércoles, 30 de marzo de 2016

Esencia del crepúsculo


Un mendigo que tiene en sus ojos los mares más salados del universo,
una acera de piel bañada con el llanto pentagonal de las estrellas,
un perro se orina en cada rótulo maldecido por la lluvia,
una señora grita el nombre de su hijo a una pared ensangrentada,
un semáforo cambia de alto a siga y ahí se queda para la muerte,
una libélula recoge lo poco que han recolectado las hormigas,
en ataúd de cristal flota un exánime río abajo;
son todas los tumbos que vuelcan mis sueños
y desnudo camino entre los senos surrealistas de la vida.
(Ésta vida es una vasija vacía donde el Sol sale para disecar aún más el abismo.)
Aún reverdecen las sonrisas en la boca de una casa atada con bejucos
y mis brazos arrullan el resuello de un alba perdida en la pintura del hambriento.

martes, 29 de marzo de 2016

Sentimiento de noche


Una hoja se estrelló contra mi frente
y ahora una lóbrega ciudad habita sobre ella.
─Una gárgola me atisba con cierta luz pétrea
y la Luna deja caer sus sacrificios a la tierra.
(Hay un bosque de árboles negros en mis ojeras,
negros como el vestido de un araña en el desierto.)
De flor en flor susurran los relámpagos y el viento,
mientras vos acudís a la cripta donde rezan los murciélagos.
De todos los días de la semana solo uno es diferente,
y es aquel en donde germina y tañe el rocío para los muertos.
Nadie vive en sociedad, todo ha sido separado a propósito,
el conjuro de la agonía clava sus uñas y sangra mi pecho.
Usted se lanza al vacío, con la ilusión de ver al final el color de su sangre.
No es sangre ni rocío lo que usted verá, sólo será líquido crepúsculo carmesí.